sábado, 24 de febrero de 2018

Atxulaur

En el sur del territorio de Bizkaia, escoltado por las grandes moles de Oderiaga y Gorbea, se encuentra el macizo kárstico de Itxina, biotopo protegido que asemeja a una meseta elevada sobre grandes murallas rocosas. Es uno de los espacios naturales más espectaculares de la montaña vasca, y sólo la contemplación de sus fantásticos paredones exteriores ya resulta impresionante.

En la siguiente excursión solamente nos asomaremos al interior de este mágico paisaje, penetrando por una puerta natural, utilizada durante siglos por pastores, leñadores o carboneros: el Ojo de Atxulaur, por el que, a decir de las leyendas, transitaron además ladrones, brujas y todo tipo de seres fantásticos. La aproximación desde el barrio de Urigoiti (Orozko) permite contemplar la fortaleza de Itxina durante todo el trayecto, hasta penetrar en su interior.  

            DISTANCIA:  9,20 km.
DESNIVEL: 665 m. (450-1117)
DIFICULTAD: Media 10 (6-3-1) Rampas del 30%
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y final: Urigoiti (Orozko)
            VIAS: Pista de cemento y tierra, senderos, karst
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista A68 dirección Vitoria-Gasteiz salida Llodio-Orozko. Se toma la BI-3513 en dirección Artea-Areatza y, llegados a Ibarra, desvío derecha hacia Urigoiti. (El Bizkaibus A-3613 nos deja en Ibarra, con lo que todavía faltan más de 3,5 kms. por carretera, o 2,5 por sendero hasta Urigoiti).
TRACK:
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapas 57-63
IGN MTN50-087




Vamos a admitir que esto de empezar la ruta a Atxulaur desde Urigoiti es una rareza: casi todos los itinerarios que encontramos en internet parten de Pagomakurre, lo que supone ahorrarse casi 400 metros de desnivel y un buen trecho de distancia. Así que avisados quedáis. A cambio, la alternativa que presentamos permite, entre otras cosas, conocer este montaraz barrio de Orozko. Realmente, una de las muchas gratificaciones que proporciona hacer ibilkat –ninguna económica- es conocer estos pequeños núcleos que se desparraman por las laderas de nuestros montes, lugares tranquilos, con vistas bellísimas y extraordinarios caseríos de todos los formatos. Sólo por eso merece la pena acometer estas excursiones. Pero, ya que estamos aquí, vamos a patear un poco.

Itxina, desde el principio
Unos metros más arriba del barrio encontramos un pequeño aparcamiento, con un cartel advirtiendo sobre la avispa asiática, pero ni por esas vamos a echarnos atrás (bueno, siempre que no nos ataque ninguna). Nada más empezar a andar, el camino se bifurca, y hay que tomar la pista de piedrilla de la izquierda (puede que por la derecha también se pueda ir), pasando junto a una especie de txabola con el rótulo Bidatxe, o algo asi. La pista tiene tramos de cemento, una pendiente a veces moderada y su único aliciente son las vistas que tenemos a ratos. La primera es la de las paredes de Itxina, que se yerguen, blancas e inexpugnables, por la derecha. A la espalda se va abriendo la perspectiva sobre los montes de Arno, donde enseguida se distingue el menhir de Kurtzegan y la cima del Kolometa. Por lo demás, el tramo resulta aburrido y algo duro. Se describe una amplia curva hacia el norte, y la panorámica por detrás se va abriendo hacia el valle del Nervión, Untzueta, Ganeko, o el cercano Garaigorta.

Vista atrás: Oderiaga y compañía
Pasamos un poste con señales del PR BI-33, ruta por los barrios de Orozko, y nos vamos poco a poco acercando a la muralla de Itxina. Aunque el camino no resulta demasiado atractivo, se compensa con la perspectiva, cada vez más cercana, de las paredes rocosas, aunque todavía no podemos contemplar bien las atxas. Cruzamos un vallado abierto con una aparatosa escalera lateral y, cuando llevamos unos 20 minutos de camino, un cartelito anuncia que falta una hora hasta Atxulaur –aunque será un poco menos.

Las Atxas
Ahora vamos a campo abierto con algunos espinos y rocas que afloran, un paisaje clásico de las zonas kársticas. Muchos metros más abajo podemos distinguir el área recreativa de Larreder, en la pista que lleva a Pagomakurre. Con un corto y duro repecho sobre cemento, la pista finaliza y entramos en un amplio pasto con algunos caballos. A falta de camino, aquí podemos seguir la rodada de coches, que conduce, sin dejar nunca de subir, hacia el lateral de un vallado. Seguimos en paralelo al cierre y ahora sí, las atxas son bien visibles, impresionantes, levantándose hasta casi los 1.000 metros, unos 300 por encima de donde nos encontramos.

Viejas hayas
Terminada la alambrada, recuperamos una senda estrecha y serpenteante, con un desnivel bastante más suave, y entramos en un hayedo. Aunque no tengo ni idea de hayas, estas que vemos no son las esplendorosas que podemos ver en Otzarreta o en Upo, trasmochas y con troncos enhiestos y firmes. Estas hayas parecen antiquísimas, sus ramas crecen en desorden y tienen enormes troncos, chatos y nudosos, vencidas muchas veces por el tiempo, tronchadas por la mitad, pero conservando vida en cualquier rincón. Y tampoco tienen el monopolio, sino que conviven con otros arbolitos de hoja caduca. El camino se ha vuelto más amable y mucho más bonito, una entretenida trocha a los pies mismos de la muralla de Itxina, y hemos dejado por la izquierda el camino que viene desde Pagomakurre, con un cartel tirado.

El Ojo, desde abajo

Último tramo
Pero ahora falta llegar al Ojo, que se encuentra cerca de una mancha de arbolado que se encarama hacia lo alto de la cresta, una ventanita que enseguida podemos distinguir.  Vemos un terraplén que sube recto hacia nuestro objetivo, pero lo dejamos para la vuelta, pasamos de largo la vertical del Ojo para describir una curva y acometer la subida por el flanco. Hay que llegar hasta un cairn en medio del camino y allí torcer a la derecha, para acometer la subida por un muy bonito y cómodo caminillo que va ladeando y ganando metros sin esfuerzo.

Ya sólo queda remontar la parte final por un senderito frontal y zigzagueante, y enseguida estamos en el OJO DE ATXULAUR, en cosa de 1:20 desde el inicio. El lugar es, desde fuera, una enorme puerta que invita al paseante a penetrar en Itxina, macizo emblemático de la montaña vasca y, como aquel, repleto de leyendas mágicas. Parece ser que el Ojo estaba custodiado por un toro de fuego o zezengorri, que era en realidad el alma en pena de un ladrón que guardaba allí sus botines. La puerta, una vez traspasada, pasa a ser, vista desde dentro, una espectacular ventana que nos ofrece una panorámica excepcional hacia el norte y Este, incluido naturalmente el Anboto.

Una vez alcanzado el objetivo, un sendero nos lleva a un cruce señalizado desde el que podemos explorar el atrayente entorno kárstico que tenemos a la vista, salpicado de pequeñas hoyas, calizas repartidas de forma caótica y mil
Por la cresta
recovecos que hacen de Itxina un laberinto delicioso, aunque nada recomendable con meteorología adversa. Pero como más adelante espero dedicarle una entrada específica, ahora nos dedicamos a otra cosa.

Por ejemplo, ya que estamos, una cosa sencilla que podemos hacer es encaramarnos a la cima que tenemos justo encima del arco. Aunque hay un camino más corto (y fácil), ya que estamos en el cruce lo que hacemos es girar a la derecha para ganar –poco a poco y con cuidado, como siempre en este tipo de lugares- la cresta rocosa que se extiende desde la muralla hacia dentro. Según ascendemos vamos retrocediendo
Atxulaur Haitza
hacia el Ojo, pero ahora por la parte alta, paralelos al sendero, guiados por un par de hitos. Así cresteando sobre roca relativamente sólida y sin hendiduras peligrosas en esta zona, encontramos el minúsculo buzón de ATXULAUR HAITZA o Atxulogana (1.117 m.), que está justo encima y a un lado de la puerta. Las vistas son por tanto las mismas, pero incluso más espectaculares.

Anboto al fondo
VARIANTE: Desde este punto cabe prolongar (y complicar bastante) la excursión en dirección oeste, continuando por la cresta hacia las cimas más sobresalientes de Urtutxe (como 1 km. por terreno abrupto) y el vertiginoso Axkorrigan, aunque ya estamos hablando de una ruta mucho más exigente que sobrepasa el alcance de nuestra pequeña excursión.

Urigoiti
Para la vuelta, como casi siempre, introducimos un par de pequeños cambios en la ruta. Primero, para bajar de nuevo hasta el Ojo, en vez de seguir la ruta anterior, tras retroceder unos metros desde la cima encontramos por la izquierda una sendita muy marcada que zigzaguea por la pendiente y nos conduce en un pispas hasta el arco rocoso. Desde ahí, optamos también por ignorar el sendero por el que llegamos y tiramos por la bajada directa, un poco a tumba abierta y con fuerte pendiente, por la que atajamos unos metros. Las dos posibilidades están en el track, así que cada uno elige lo que le apetezca para subir o bajar.  

lunes, 12 de febrero de 2018

Tontorra

Por la vertiente norte del Ganekogorta se extiende un pequeño circo, flanqueado por el cresterío del Pagasarri al Este, y el Gongeda y Zamaia por el Oeste, formando el agradable valle de Azordoiaga. Su centro está ocupado por el embalse de Artiba, junto al barrio del mismo nombre, y a su alrededor se esparcen unas cuantas pequeñas cimas, ideales para un paseo entretenido y poco exigente.

Partiendo del barrio de Azordoiaga en Alonsotegi, visitamos en esta excursión la más centrada de estas modestas cumbres, que por su ubicación nos ofrece buenas perspectivas sobre todos sus vecinos. El entorno, antiguamente salpicado de explotaciones mineras, es actualmente tranquilo y solitario, dedicado a pastos y pequeñas explotaciones ganaderas.

               DISTANCIA: 6 km.      
DESNIVEL: 400 m. (40-442)
DIFICULTAD: Baja 6 (4-2-0)
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y final: Azordoiaga (Alonsotegi)
            VIAS: Senderos de tierra, pista
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Balmaseda salida Alonsotegi. Junto al Ayuntamiento se toma una calle a la izquierda en dirección a Azordoiaga. El barrio se encuentra a unos 300 metros, después de pasar bajo la autopista. Hasta Alonsotegi (centro) Bizkaibus A-3341, A-3342 y A-3343 FEVE Bilbao-Santander estación Irauregi. En ambos casos, seguir a pie hacia Azordoiaga.  
ENLACES CON PR BI-100 Azordoiaga   
TRACKWikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 33
IGN MTN50-61-Bilbao




Arroyo Azordoiaga
En el tranquilo y coqueto barrio de Azordoiaga tenemos sitio para aparcar, bien junto a las escuelas o más próximos al arroyo que acompaña el muestrario de caseríos que se alinean enfrente. Cerca de la escuela hay una cruz de señales y junto a ella una rampa de cemento con buena pendiente, que es justamente la que hay que tomar, siguiendo la dirección a la Fuente del Oro. Pasamos una puerta con paso lateral y en unos pocos metros en enlosado ya estamos en la señal del primer DESVÍO, donde dejamos el camino por la izquierda. Unos metros más adelante hay otro desvío que lleva la misma dirección, y que utilizaremos para la vuelta.

Primer desvío
El sendero es amplio, con pendiente moderada, ligeramente herboso y con algo de piedra. Pero enseguida se convierte en una trocha estrecha, flanqueada por zarzas y argomas que alcanzan una altura notable y a veces cierran el paso de forma casi completa. Pero esto no dura mucho: enseguida el sendero se reúne con otro, que viene por la derecha, amplio y despejado, con bastante roca, y que sigue la misma dirección (este viene del segundo desvío que indicaba antes). El camino se acerca a un vallado (izquierda), con perros que nos saludarán no muy amablemente. Aunque el camino parece finalizar ahí, continuamos hacia el arbolado para, tras subir unos metros, ya entre retamas y monte bajo, descubrir de nuevo el camino anterior, que ahora retomamos por la derecha. (Digámoslo ya: son ganas de meterse en movidas raras. Si desde el principio tomamos el segundo desvío, sólo tenemos el camino amplio y fácil que es justo al que vamos a parar. Bueno, pero ¿y la emoción?)

Puertas y marcas
Ahora vamos faldeando el Alto del Horno, por terreno abierto bordeado por grandes extensiones de argomas pobladas por innumerables arañas cuyas telas, de todas las formas y tamaños, se extienden sobre los pinchos. O sea, un paisaje no muy lucido. Más adelante, sin dejar esta compañía, nos adentramos en arbolado (preferentemente, pinos), con lo que el entorno resulta más fresco y amable. Por ahí encontramos las primeras marcas blanco-amarillas (o blanco-fosforito) del PR BI-100.1, variante del Circuito de Minas y Seles, con algunos desvíos incorrectos por la derecha en bajada. Hasta ahora, la subida ha sido no muy pronunciada, pero sí que hemos ganado bastantes metros.

Eretza y Ganeroitz hacia el norte
De pronto nos encontramos una puerta metálica, con marcas que nos indican que debemos traspasarla. El vallado se extiende a ambos lados del camino, lo que será una constante en toda la zona: vallas y cercados por todas partes. Pasamos una segunda puerta, con una granja vallada por la izquierda (Kareatxeta), y de frente lo que parece un depósito de aguas, mientras continuamos hacia arriba. Ahora el camino pasa a la ladera oriental, con lo que tenemos vistas cada mejores sobre la cordillera del Paga, con Aranzuri y Erreztaleku en primer plano, y Ganeta algo después. El marcado del PR resulta impecable y muy útil. Describimos una herradura y seguimos subiendo, una vez más junto a otro aparatoso vallado, sembrado de señales de tráfico de todo tipo. Y de nuevo otra puerta. Otra vez siguiendo las marcas, la cruzamos hacia lo que se supone ya el último repecho hacia la cima –aunque luego faltará más de lo que parece. Desde este punto tenemos una hermosa panorámica hacia el norte, desde el Eretza, pasando por los montes de Triano, y Sasiburu.

Vista de Zamaia y Gongeda
Al otro lado de la cerca, el camino continúa igual. En el primer lazo, con las preciosas peñas de Zamaia al fondo, hay una cruz de señales, y giramos a la izquierda junto a una extraña marca que parece permitirnos seguir por cualquiera de los dos lados. Así accedemos a un pequeño arbolado junto a otra señal, un lugar perfecto si queremos hacer una paradita antes de acometer la última subida hacia la cima, ya visible. El camino parece franco hasta la cumbre, pero un senderito estrecho nos conduce por la 
Último repecho
ladera izquierda (Este), ganando metros por terreno despejado, entre helechos, aunque la aproximación se hace algo larga. Pero, tras un pequeño zigzag, ya se avista el mojón (TONTORRA, 442 m.), al que accedemos sin problema.
 
Bilbao, al fondo
Artiba, bajo el Ganeko
Las vistas, dominadas por el Ganeko, incluyen el cordal del Pagasarri-Ganeta-Erreztaleku, con Bilbao asomando tímidamente, y por el norte Sasiburu, Eretza, Argalario y parte de los montes de Triano. Al Oeste las peñas de Zamaia son la imagen más fotogénica. 

VARIANTE: Si queremos completar una circular por la zona, el punto de partida es perfecto. Seguimos desde la cima en la misma dirección, aunque pronto debemos girar a la derecha rumbo al muy cercano Azpioleta (425 m.), una especie de antecima de nuestro Tontorra. Ya en dirección sur, tras perder unos metros atravesamos un camino que viene de Artiba y, tras un pequeño repecho, coronamos Larrazelai (478 m.). Desde aquí sólo hay que seguir recto (siempre sur), remontar unos 40 metros y ya estamos en Pilipaondo (514 m.), la más sobresaliente de estas tachuelas. Girando al oeste en fuerte descenso alcanzamos un camino que seguimos hacia la izquierda y en unos minutos vamos a dar al trazado principal del PR BI-100, por el que podemos regresar a Azordoiaga y, si nos ha sabido a poco, incluir el ascenso a los más respetables Gongeda y Zamaia. que traíamos hasta encontrar un senderito que empieza a descender hacia un arbolado.

Si optamos por volver por el camino de subida, hay un par de alternativas que podemos explorar. La primera es un desvío (DESVIO-CUEVA) que podemos tomar por la izquierda tras pasar el depósito de aguas. Tras pasar una curva, si prestamos atención encontraremos una cueva, que tiene incluso estalactitas. Parece que la cavidad puede haber quedado al descubierto al abrir el sendero, y ahí queda, por si alguien decide explorarla. El problema es que, aunque desde este punto es teóricamente descender hasta el PR (Ruta de Minas y Seles), es una opción algo arriesgada porque la pendiente es muy fuerte y la maleza lo pone francamente difícil, a no ser que uno conozca alguna trocha practicable –que no es mi caso.

La otra posibilidad viene casi sin darnos cuenta. En el último tramo de bajada, si seguimos siempre la trazada principal, seguro que saldremos al camino ‘limpio’ que esquivamos en la subida, accediendo a la pista con mucha más comodidad. 

viernes, 2 de febrero de 2018

Soano-Isla

El Ecoparque de Trasmiera es una iniciativa con la que el Ayuntamiento de la localidad cántabra de Arnuero pretende fomentar el conocimiento de sus recursos naturales y la riqueza de su historia. Este municipio ocupa una franja litoral situada entre la ría de Castellanos al Oeste, y Noja por el Este, quedando limitada por el sur aproximadamente por el trazado de la CA-147 que enlaza Beranga y Noja.

Son muy diversas las rutas –casi todas semi-urbanas- por las que pueden recorrerse distintos parajes de los pueblos que forman la localidad. En esta ocasión nuestro recorrido unirá Soano e Isla, los dos núcleos de mayor peso turístico de la zona, siguiendo en su mayor parte la Senda 3 del Ecoparque. Un paseo tranquilo para todos los públicos en el que conocemos unos cuantos de los atractivos históricos y naturales de este entorno encantador.

              DISTANCIA: 3,5 km.   
DESNIVEL: 80 m. (0-80)
DIFICULTAD: Ninguna 0
            ITINERARIO (lineal)  Inicio: Soano Final: Isla (casco histórico)
            VIAS: Sendero de tierra, bidegorri, caminos asfaltados
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista A8 dirección Santander hasta salida 185 Beranga-Noja-Isla. En Beranga se toma la CA-147 en dirección Noja-Isla, hasta la última rotonda, donde se coge la CA-141 dirección Santander-Arnuero-Somo. Primer desvío a la derecha y, tras aproximadamente 2 kms. se toma el desvío a la derecha hacia Soano.
ENLACES CON Marisma de Joyel
TRACKWikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Cantabria mapa 4




Santa María de la Luz, en Soano
En el pequeño pueblo de Soano, fijamos nuestro punto de partida junto a la iglesia que tiene el bonito nombre de Santa María de la Luz, una de las más antiguas de Trasmiera (siglo XII). A unos pasos tenemos un agradable bar-restaurante con algún espacio para aparcar, pero aquí mismo, junto a la iglesia, da inicio el camino que, en unas decenas de metros, conduce a la Casa de las Mareas, un sugestivo espacio que constituye el Centro de Interpretación y observatorio de la Marisma de Joyel, que sin duda merece una primera visita.

Vegetación de la marisma
Desde la iglesia una pequeña calle nos lleva hasta la carretera que une Isla y Noja a través de Soano. Con mucho cuidado (es una vía estrecha y sin arcén, con bastante tráfico en verano) giramos a la derecha y en unos pasos tomamos un camino de tierra junto a una casa, por el que nos introducimos en el camino que recorre la marisma. Como esta parte del itinerario ya lo describimos en la entrada Marisma de Joyel no me extenderé más. Caminamos en paralelo a la carretera, bajo la magnífica estampa del monte Cincho, con el humedal por nuestra derecha, hasta alcanzar un cruce con un banco y un panel informativo. El camino de la derecha nos lleva hacia el molino de Santa Olaja, al que podemos llegar en unos cinco minutos pero, salvo que queramos visitarlo, esta vez continuamos de frente hasta llegar al aparcamiento, donde tenemos un par de cosas más que ver.

Mirador sobre la marisma
Tras una caseta con información sobre el entorno, encontramos por la derecha un bonito mirador de madera donde resulta inevitable hacer alguna foto sobre la lámina de agua en la que se pasean cisnes y otras anátidas. Casi al lado, bajando unos escalones, podemos acercarnos a contemplar la vieja fuente de la Esprilla, una surgencia de agua dulce procedente del Cincho que alimenta la parte interior de la marisma. Aunque no es un lugar especialmente vistoso, es una lástima que no se encuentre mejor conservado y señalizado.

Abandonamos ya la marisma por el lado contrario al de nuestra llegada al parking, tomando el bidegorri junto a la carretera en la misma dirección que traíamos. Justo antes de llegar a una amplia curva tenemos que cruzar la calzada hacia un espacio baldío –lo que parece el resto de la carretera antigua-, y ahí tomar por la izquierda un sendero de tierra que discurre entre vallados por el mismo piedemonte. En unos 300 metros salimos a otro camino asfaltado, denominado Mies de la
Torre del Rebollar
Hoz, que tomamos hacia la derecha. Seguimos por él otro tramo similar hasta encontrar un desvío por la izquierda, que deberemos seguir.

En zona que alterna pastos y arbolado, llegamos luego a una bifurcación, donde tomamos el camino de la derecha, y de inmediato estamos ante la Torre del Rebollar, aunque sus propietarios consideran que el nombre correcto es el de Torre de los Isla. Es una de las varias construcciones defensivas que salpican la zona, quizá la más hermosa de todas, erigida sobre uno de los muchos pequeños cerros calizos que se levantan sobre el valle, con un bosquete de robles detrás y un espectacular jardín en el que afloran blanquísimas rocas aquí y allá. Efectivamente, el edificio está habitado, y tiene adosada la ermita de Santa Bárbara, que no se puede visitar.

Camino hacia el pueblo
Seguimos adelante por la carreterilla rodeados de calizas y frutales, pasamos frente a un par de casas y llegamos a un nuevo cruce, donde tenemos que girar a la izquierda, entre dos muros de piedra. Ganamos unos pocos metros y pronto encontramos por la derecha un camino de hierba que conduce a un pequeño arbolado. Vamos a dar a un nuevo camino asfaltado y, siguiendo los carteles indicadores, llegamos a lo que se conoce con el inquietante nombre de Humilladero de las
Humilladero
Ánimas. Se trata de un pequeño recinto de piedra de los que por lo visto se situaban a la entrada de los pueblos, en especial en aquellos vinculados a rutas de peregrinación, como es el caso, según veremos luego.

El Torrín en lo alto
El camino nos conduce enseguida a la carretera que procede de Arnuero, y ya tenemos a la vista la iglesia de Isla, hacia donde nos dirigimos. También tenemos una buena perspectiva sobre otra fortificación, en este caso la Torre de Cabrahigo o del Condestable, más conocida como el Torrín. Es el blanco edificio que vemos en lo alto, desde donde domina todo el valle, rodeado por una amplia extensión ajardinada (nos podemos acercar en unos minutos tomando un camino por la izquierda desde las cercanías de la iglesia, aunque creo que tampoco está abierto al público). Siguiendo la carretera llegamos ya al casco histórico de Isla, un lugar encantador donde, muy próximas unas de otras, hay también varias cosas que visitar.

Conjunto iglesia/librería en Isla
Empezando por la preciosa iglesia de San Julián y Santa Basilisa, uno de esos ejemplos tan llamativos de edificios religiosos de envergadura en núcleos de población minúsculos. Desde sus alrededores tenemos además una espléndida perspectiva del valle, teniendo a la vista grandes extensiones de maizales y varios de los lugares que hemos visitado en nuestro recorrido, con el Cincho siempre en escena. En un lateral de la iglesia se encuentra el Hospital de Peregrinos, rehabilitado en 2011 para servir como albergue y, atravesando el pueblo por la carretera, al otro lado se encuentra el Palacio de los Condes de Isla. Rodeado por una pequeña almena y un prado donde pastan vacas, se encuentra también habitado y es quizá el monumento más admirado de la comarca.

Palacio de los Condes de Isla
Pero bueno, como no todo va a ser arquitectura, en el mismo corazón del casco urbano encontramos (al menos en verano) algo realmente insólito: la magnífica librería de viejo 'El almacén de los libros olvidados', que atrae a más visitantes que muchas otras de las grandes ciudades, y es el motor de la actividad comercial del lugar, junto –naturalmente- con los dos muy recomendables restaurantes que tiene enfrente, al otro lado de la carretera.

Esta vez hemos querido traer una excursión lineal, con inicio y final en puntos diferentes, y ha sido a propósito. Porque desde el casco de Isla casi resulta preferible improvisar un poco el camino de vuelta. Junto al Palacio de los Condes hay una pequeña rotonda desde la que –aparte del camino a la playa de La Arena, que ya queda un poco a desmano- un camino vecinal lleva directo hacia el barrio marítimo y turístico de Quejo por su parte más alta. Por aquí podríamos enlazar con otras rutas hacia los Acantilados o la Antena. La otra vía es la carretera principal que, no obstante ofrecer multitud de caminos alternativos, comunica directamente con la general por donde hemos salido de la marisma, con lo que es otra posibilidad para regresar a Soano en un suave y agradable paseo.