domingo, 29 de octubre de 2017

Ni agua

Son buena gente los montañeros. Tipos en general amables, encantados de explicarte qué camino tienes que coger o cuánto te falta, y hasta te dan ánimos si te ven echando el pulmón en una cuesta chunga. Nos saludamos los que vamos al monte (aupa, bueno, agur) y a veces cruzamos unas palabras sobre el tiempo antes de seguir adelante. Son los montañeros gente solidaria, responsable, que casi siempre se cuida de no dejar porquerías tiradas (bueno, siempre hay algún imbécil, pero el mundo es así), cierran las vallas que han atravesado, se les ve cómo disfrutan sólo con sentir el camino recorrido o con contemplar el paisaje.

Pero, oiga, ¿ha probado usted a pedir un trago a de agua? Joder, será casualidad, pero me ha pasado dos veces y todavía no salgo de mi asombro. Hace bastante, subiendo al Biderdi, hacía calor y la verdad es que la excursión se alargó mucho más de lo que preveía. No llevaba ni agua ni nada encima, y en las últimas lomas ya iba al límite. Divisé un señor cerca de la cima y allí me fui. Se estaba comiendo un plátano (excelente idea) y le pedí por favor un trago de agua. Yo creo que ya debía dar pena sólo con verme pero el individuo no debió tener la misma opinión. Sin decir palabra, se sacó la mochila y me pasó la cantimplora. Yo diría que ni me miró, ni yo me atreví a mirarle, sólo quería beber. Rápidamente le devolví el agua, le di las gracias (ni me contestó) y me fui para arriba. En el momento la verdad es que no pensé en nada más que en rehidratarme aunque fuese un poco, pero luego me dije coño, qué tío más antipático. Sin más.

Mucho más adelante, iba servidor camino de Itxina, nuevamente en día caluroso y sin agua. Por alguna parte había leído que en la ruta, o cerca, había alguna fuente, pero no la encontraba. Ya bastante cerca de Atxulaur el cuerpo me pedía líquido, y venía un fulano de frente, equipado como para subir al K2. Aquel no es que llevase agua, es que debía tener toda una carta de bebidas isotónicas y snacks a elegir. Teniendo en cuenta los precedentes, me dirigí a él con mucha cautela, preguntando (petición indirecta) si no había una fuente por allí cerca. Me dio todo tipo de explicaciones pero no soltaba la botella, así que me vi obligado a alegar, poniendo carita compungida, que venía desde Orozko y no sé qué cosas más. Ni por esas, el pájaro insistió en que el manantial no estaba lejos y blablablá, pero de agua, nada.

Así que por favor, decidme ¿ha sido simplemente mala suerte, o es que hay algún motivo que se me escapa para que al montañero no le guste dar de beber al sediento? No sé, miedo a morir deshidratado, infecciones contagiosas, castigo al olvidadizo (o gorrón).

Por mi parte, anuncio que si me encontráis por ahí no tendré ningún problema en daros un traguillo. Porque además últimamente tengo bastante cuidado en no olvidarme la cantimplora en casa.


La Virgen de los txikiteros

  • Hace unas semanas, el 11 de octubre, fue la festividad de la Virgen de Begoña (¿a que muchos creían que era el 15 de agosto?). 
  • Vale ¿y eso tiene que ver con los montes en…? 
  • Bueno, en la esquina de las calles Pelota y Santa María (Casco Viejo de Bilbao), justo enfrente de la preciosa fachada del Palacio Yohn (la Bolsa) hay una pequeña imagen en piedra de la amatxu con el típico vaso de txikito en la mano, que por cierto fue restaurada hace muy poco tras sufrir el impacto de un camión de reparto. 
  • ¿Y? 
  • Ese día 11 octubre los txikiteros –los pocos que ya quedan- cantan a la Virgen en ese punto tras haber hecho una buena ronda por las Siete Calles. Porque es justamente ese lugar el único de todo el Casco Viejo desde el que se divisa la basílica de Begoña. 
  • Muy bonito pero ¿algo más?
  • ¡Sí!

Pues nada menos que esto: si nos situamos justo ahí y con el ángulo correcto ¡también se puede ver el Pagasarri! (bueno, es Ganeta, qué mas da) Hagan ustedes la prueba: ojillo izquierdo exactamente en dirección Noreste, apuntando a la aguja de la basílica, y ojillo derecho también a 45º pero ahora Sureste: emerge entre los aleros de los tejados nuestra cima más emblemática.

Eso sí que es la conjunción de las más arraigadas tradiciones espirituales de los bilbaínos, quizá el punto donde se reúnen nuestras esencias botxeras. ¡Como para no tener el txikito en la mano!

Y además, justo al lado hay una peña del Athletic, no digo más.


Basquemountains

Así se llama una hermosa página web que descubrí hace algún tiempo. Parece ser que es una iniciativa de varios organismos locales (Ayuntamientos o mancomunidades) con apoyo de Gobierno vasco y Diputaciones para apoyar el turismo. Como rápidamente podemos advertir, a pesar del nombre su ámbito territorial se limita a parte de Bizkaia (Encartaciones y mitad sur) y pequeñas zonas limítrofes de Alava y Gipuzkoa.

La página cuenta con espléndidas fotos de unos cuantos destinos más o menos montañeros, varios de los cuales ya hemos visitado en ibilkat, además de otras muchas actividades (rutas de varios días o en bici, visitas culturales y urbanas, gastronomía, etc.). Evidentemente no es un lugar dedicado a información técnica, pero las rutas senderistas están bastante bien definidas. Es desde luego una página sobre todo turística, pero entiendo que está muy bien diseñada, es agradable de navegar y siempre puede aportar alguna idea de planes o lugares que todavía no hayamos conocido.

Hay también información sobre alojamientos y un montón de mapas y catálogos que se pueden descargar, así como una versión en pdf que también podemos tener a mano.

Su único defecto es que no nos han ofrecido ninguna comisión por la publicidad, pero todo se andará (De no ser así, les recuerdo que las entradas del blog siempre se pueden rectificar, y lo que hoy son elogios mañana puede destilar rencor y venganza)


Misterios sin resolver (VI)

O también lo podríamos titular ‘Por el camino blanco’, como la canción, o casi.

La foto es mala, borrosa, hay que admitirlo, tirada de móvil a toda prisa, pero se ve a lo que me refiero ¿no? No está trucada, sólo le he metido un filtro suave para que se vea con más claridad lo que es: una senda bastante cerrada de hierba, marcada en blanco en toda su extensión. Habíamos visto las clásicas marcas de los PR y GR, pintura naranja de los madereros, flechas amarillas del Camino de Santiago, y azules, rojas y hasta rosas de iniciativas privadas de todo tipo, colgaduras de plástico de carreras de montaña. Vamos, toda suerte de indicaciones polícromas, pero nunca un sendero completamente embadurnado como éste.

Realmente, me resulta imposible decir con qué estaba pintado, pero no parecía exactamente polvo porque no se borraba al pasar ni manchaba. Y desde luego no era algo caído por descuido cuando alguien transportaba un saco. La única pista es que el caminillo –uno de esos que uno se empeña en explorar, con resultados casi siempre decepcionantes- no tenía salida y concluía en un pequeño claro cerrado donde tampoco había nada que aportase claridad sobre el tema. Ah, y estaba en la zona de Santa Marina-Kortatuxeta (falda de Ganguren), en donde ya nos hemos topado con varias cosas desconcertantes.

Bien pensado, se me ocurren algunos sitios donde este tipo de señalización tan potente nos evitaría dar tumbos por lugares poco recomendables.

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