viernes, 2 de diciembre de 2016

Pico de las Nieves

A medio camino entre los valles del Agüera y el Asón, un pequeño cordal se desprende hacia el norte desde los picos de Armañón y Jorrios, todavía en Bizkaia. El punto más elevado lo constituye el Pico de las Nieves, un vistoso torreón coronado por una ermita, visible desde grandes distancias. Su altitud y situación privilegiada le proporcionan excepcionales panorámicas hacia los cuatro puntos cardinales.

Aunque las rutas más habituales para ascender esta cima parten de Guriezo, en esta ocasión proponemos aproximarnos a ella desde el norte, en un camino cómodo que culmina con una divertida subida final, todo ello apto para cualquier aficionado.

               DISTANCIA: 7,4 km. 
            DESNIVEL: 430 m. (342-773) CENTENARIO
DIFICULTAD: Baja 6 (4-2-0)
ITINERARIO  (ida y vuelta)  Inicio y final: 7 Kms. desde Ampuero por CA-510
            VIAS: Carretera, senderos de tierra
TRACK: Wikiloc
Más información:
IGN MTN-50-60-Balmaseda



La carretera entre Ampuero y Guriezo es el típico trazado de montaña, un continuo sucederse de curvas de esos que molan a quienes nos gusta conducir, aunque con buen tiempo hay que tener cuidado para sortear a numerosos ciclistas. Justo a medio camino entre las dos simpáticas localidades cántabras (7 kms. en ambas direcciones) encontramos un desvío con la indicación ‘Virgen de las Nieves 5 kms.’ Es aquí donde empezamos nuestra ruta –aunque los más perezosos tienen fácil recortar distancia siguiendo en coche hasta donde les plazca. Las vistas ya son magníficas desde aquí, empezando por el cercano y siempre vistoso Candiano, y la sierra de la Breña.

La pendiente es muy suave, incluso para ser una carretera, y avanzamos entre arbolado que reduce las panorámicas a los pequeños valles y prados que tenemos hacia poniente. Lo que haremos es ir faldeando una pequeña sierra con dos elevaciones coronadas por penachos rocosos (Prado Tejo y Castro Lucio). Por la derecha queda un pequeño barranco y otro brazo, que confluye con el primero en las proximidades del propio Pico de las Nieves, por donde discurre el camino que proviene de Rascón, más cerca de Ampuero. El paseo se hace muy asequible, pasando sucesivas curvas sin ninguna complicación.

Por la derecha, el castro de la Brena
De vez en cuando aparecen bloques de calizas aquí y allá, y vemos un bloque de cemento con un caño que podría ser una rudimentaria cisterna. Pronto el paisaje se abre por la derecha y el arbolado es sustituido por una barandilla de madera. En ese momento tenemos a la vista un gran farallón rocoso tras el cual se encuentra nuestra cima, todavía oculta. Seguimos bordeando la segunda de las elevaciones citadas (parece más pequeña que la primera) sin más aliciente que la vista del enorme escarpe y quizás algún rebaño de cabras que se escurren ladera arriba. Como suele ocurrir, a cambio de camino muy facilito, las emociones son escasas o nulas. Así que aprovecho para señalar que estos cerros que salpican el pequeña macizo reciben el nombre de castros, por lo que a la zona se la conoce también con un nombre que… no consigo recordar.

Última parte de la subida
Pero enseguida terminamos este tramo. Nos encontramos una vieja casa, y por su derecha un murete que fija el lindero y un camino de tierra que claramente se dirige hacia la cresta rocosa. Así que la cosa no ofrece dudas: abandonamos la carretera –que sigue por la izquierda- para tirar por este camino (W), donde una flecha direccional también indica hacia el Pico, 1,3 kms. por un PR.

El firme es ahora abrupto, cuajado de rocas y con algo de barro, y sube moderadamente junto a la tapia. A nuestra espalda se ven con claridad los dos cerros que hemos bordeado y
Camino junto al pinar
la cabaña anterior, y se empiezan a abrir nuevas perspectivas. Llegamos a una zona de pasto salpicada de helechos y arbustos. Aunque podríamos atajar campo a través, resulta más sencillo continuar la trocha hacia la izquierda, en dirección a un pinar que bordearemos unos minutos (en el track se muestra las dos opciones).

Enseguida queda a la vista la cima con la ermita, que parece relativamente lejana. El sendero es cómodo, va faldeando el último peñasco (creo que es La Brena), y se dirige a la base del cono final. Nos acercamos a unas mesas de picnic (derecha), y muy cerca, en el collado de Toril, una explanada cercada con un murito bajo, y una zona techada, todo lo cual parece destinado a la romería del 5 de agosto.

Llegando a la ermita
Giramos a la izquierda y tomamos ya el visible sendero que conduce a la cima (también hay una flecha), no muy empinado, con una fuente, algunas zonas de escalones tallados en la roca, un pequeño mirador y una pared con unas curiosas oquedades. El ascenso es mucho más sencillo de lo que pueda parecer, con paisajes espectaculares, y en pocos minutos alcanzamos finalmente la cumbre (PICO DE LAS NIEVES, 773 m.), junto a la ermita y el mojón. El pequeño edificio, cuya silueta se divisa desde múltiples puntos a kilómetros de distancia, no reviste interés especial, pero su construcción se envuelve en la misma leyenda que se repite una y otra vez cuando se trata de ermitas dedicadas a la Virgen (ya se sabe, eso de que los materiales se veían misteriosamente trasladados desde una primera ubicación hasta la definitiva).

Vista sobre la ría de Treto, con Santoña al fondo
La panorámica es espectacular: hacia el norte distinguimos la ría de Treto, el Buciero, Candiano y la sierra de la Breña, y hacia el Este, la Candina, Oriñón, el valle de Guriezo y el Cerredo. Pero también observamos a lo lejos Luzero, el Ganeko y numerosas elevaciones que se extienden por las Encartaciones. Allí encontramos, girando hacia el sur, los macizos de Jorrios y Armañón, y completamos los 360º con la zona de Karranza (Ranero y Peña del Mazo), y
Valle de Guriezo, entre Cerredo y Candina
el valle del Asón (San Vicente y la sierra de Hornijo), dominando hacia la derecha la mole de Porracolina. Vamos, un repertorio impresionante que puede contemplarse en este video, que incluye la parte final de la subida.



Al otro lado de la ermita se puede bajar a un escarpe (ojo a los cortados) con una cruz y varias placas conmemorativas, una segunda opción para detenernos a contemplar las fantásticas perspectivas con calma y, si es el caso, a echar un trago o despachar el bocata.

Y, volviéndonos por el mismo camino de subida, completamos esta agradable excursión, en la que hemos alcanzado nuestro primer centenario de Cantabria, de los incluidos en el catálogo como ‘zona geográfica aneja a Bizkaia’

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