jueves, 30 de junio de 2016

Bolibar-Ziortza PR BI-140

Al noreste de la gran mole de Oiz, no lejos de Markina, un conjunto de pequeñas elevaciones y valles apacibles esconde enclaves llenos de historia. En lo más profundo de la Bizkaia rural, en el municipio de Ziortza-Bolibar se encuentran las raíces familiares del libertador Simón Bolívar, y a escasa distancia del centro urbano se levanta el monasterio-colegiata de Ziortza (Zenarruza), actualmente declarado Monumento nacional de Euskadi, cuyos orígenes se remontan al siglo X.

El sendero PR BI-140, parte de cuyo trazado comparte con el Camino de Santiago, invita a un recorrido circular que une estos dos puntos de interés histórico con varios pequeños barrios que se sitúan a escasa distancia de la carretera que lleva hacia Munitibar.

               DISTANCIA: 7,6 km.  
            DESNIVEL: 220 m.  (177-395)              
DIFICULTAD: Muy Baja 4 (2-2-0)
ITINERARIO  (circular)  Inicio y final: Bolibar (centro urbano)
            VIAS: Senderos de tierra, carretera
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Donostia salida Abadiño-Markina. Se toma la BI-633 en dirección Markina. En Iruzubieta, tomar la BI-2224 hasta Bolibar. Bizkaibus A-3915, A3916 y A3512 hasta Iruzubieta; de aquí a Bolibar A-3922, o 2 kms. a pie
TRACK:
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 36
Mapa IGN MTN-50-62-Durango


La información sobre este recorrido aparecía en el completo e interesante catálogo de ISB ‘Senderos de Bizkaia’ que, como indicamos en su día, desapareció hace ya algún tiempo. Pero aquí estamos nosotros para recuperarlo, naturalmente junto con los demás sitios de internet que enlazamos arriba. Y, ya puestos, digamos que vamos a hacer el trayecto en sentido antihorario, o sea, al revés de como se presenta en la mayoría de los casos.

Iglesia y monumento en Bolibar
A Simón Bolívar, libertador de una parte importante de la América del sur y central, le viene el apellido de este pequeño pueblo, de donde era originaria su familia. Y tal notoriedad merece que, aparte de un monumento conmemorativo, se le dedique un museo, que creo que está en la misma plazoleta junto a la iglesia, aunque confieso que no lo hemos visitado. Es también este  un buen lugar para iniciar la marcha: tomando una pequeña calle que arranca de la misma plaza, cruzamos un puentecillo y tomamos un camino que enfila hacia una casa blanca. Unos metros más arriba, el primer poste indicador señala que tenemos que tomar un senderito por la derecha, que sigue junto a una valla de madera. Es un camino chulo por el que ganamos bastantes metros sobre el pueblo.

Por la hierba
Hay que cruzar esta valla para desviarse a la izquierda y tomar un ‘andabide’ por una especie de trinchera. Pasamos una puerta metálica y, sin dejar de subir, accedemos a una pista de piedrilla. Dejamos por la derecha el caserío Zugadia, y seguimos por camino herboso hasta un segundo vallado que hay que cruzar. Con un verde pastizal por la derecha, continuamos hacia una pequeña arboleda, donde enlazamos con una especie de estrada junto a una alambrada.

Cruzamos un paso en el vallado y salimos a una nueva pista, que asciende para pasar entre dos caseríos. Estamos ya en el barrio de ZEINKA, donde hay que girar a la derecha en una especie de pequeña placita, y tomamos un camino vecinal asfaltado que sigue subiendo, ahora en dirección a Zearregi con nuevo cartel indicador. La verdad es que no hay muchas señales, pero están perfectamente situadas para orientarse sin problema.

Urregarai y Bedartzandi
Vamos subiendo, con una preciosa vista por la derecha hacia Urregarai y Bedartzandi, que nos acompañarán durante toda la primera parte del recorrido. Pasamos junto a lo que parece ser alguna instalación de Aguas, y enseguida encontramos el desvío (izquierda) hacia la ermita de la Madalena, que podemos acercarnos a conocer.

El camino continúa por pista de cemento bajo arbolado, y pronto tenemos otra buena panorámica sobre el cercano Oiz, que también tendremos a la vista la mayor parte del tiempo. Llegamos así a ZEARREGI, un barrio disperso en una amplia extensión verde y despejada. El último edificio es una cosa curiosa: una pequeña escuela, con la indicación ‘Bizkaya´ren auzo-ikastola’, que creo que es de la época de la República.

Ermita de Santa Lucía
Todavía seguimos subiendo por el mismo camino, ahora de cemento, y nos encontramos el caserío Aresti, en realidad un tremendo caserón de piedra con fantásticas vistas, una cosa impresionante. Aquí aparecen las únicas marcas de pintura que hemos visto en todo el camino. Está claro que nos dirigimos hacia GERRIKA, que será el último barrio a visitar, y tenemos que girar casi 180º justo antes de alcanzar las casas –aunque en realidad se podría cortar por un tramo de piedrilla un poco antes.

Subiendo todavía un poco más, por la izquierda encontramos la ermita de Santa Lucía, al parecer anexa a un caserío. Unos metros más y alcanzamos la más alta cota del día, unos 400 metros y, al poco de empezar a bajar, junto a un caserío, surge por la derecha un camino que se dirige hacia los pequeños altos de Santaluziburua y Gontzugaraialde.

Manantial
Ahora toca ya bajar sin recato hacia la carretera. El descenso es fuerte, con algunas vistas sobre Oiz, mientras recorremos parcelas con ganado y frutales. Llegamos así a la BI-2224 –la carretera por donde hemos llegado a Bolibar-, que cruzamos para tomar otro sendero de tierra, justo en el límite municipal de Munitibar. Tras un pequeño tramo pedregoso, otra señal nos dirige bajo el pinar hacia la izquierda, con la trazada difusa pero bastante obvia. Nos encontramos con el caserío GONTZUGARAI, pegado a la carretera y que bordeamos por la derecha.

Vamos ahora por la parte más montañera de la ruta, un cómodo sendero de tierra bajo arbolado, con algunos cipreses que parecen silvestres. Estamos iniciando la segunda parte del itinerario, ladeando por la falda de Kortaguren, un pequeño macizo que antecede a las laderas de Oiz. El agradable camino nos lleva al punto más vistoso de toda la ruta: el cruce del arroyo Lalbitxu, cuyo cauce se salva mediante una pasarela de madera, mientras el caudal se desparrama por la ladera en varias cascaditas. Una bonita imagen que, una vez más, la cámara (o, más bien, el fotógrafo) no consigue reproducir bien.

Patio en Zenarruza
Tras este encantador rincón, el camino prosigue bajo un agradable arbolado y prácticamente sin pendiente, o en ligero descenso. Pasamos junto a un hito del Camino de Santiago y en unos pocos minutos, estamos ya en campo abierto, junto a un panel informativo y una cruz de señales. Y justo al lado, las rasuradas campas que rodean la Colegiata de ZENARRUZA. Enfrente, al otro lado del barranco por donde corre el Laituondo, se divisan algunas casas de los barrios altos del norte por los que hemos pasado antes.

Claustro
El conjunto de edificios de Zenarruza conserva una especie de paz y equilibrio que le hace muy especial. En esta página nos informan de cosas sumamente interesantes sobre su historia. Merece la pena dedicarle un ratillo para contemplar el claustro o el encantador cementerio, por ejemplo. Recuerdo que de muy crío fuimos a parar aquí en una época de numerosas excursiones, y me dejaron muy impresionado las figuras talladas en las vigas de madera (símbolos solares, motivos vegetales, cabezas de animales, etc.), algo que nunca había visto y que tenían algo ancestral y misterioso que me daba cierto canguelo. La colegiata es también un buen lugar para echar un trago y hacer una pausa, sobre todo en días de calor, cuando podemos refugiarnos en el frescor de su pórtico.

La calzada por donde había que ir
Y aquí debo hacer una precisión. Por un despiste, en su momento hicimos la última parte del trayecto, la bajada hasta Bolibar, por la carretera (es lo que recoge el track). En realidad, la ruta abandona el asfalto por la izquierda poco después del monasterio, tomando una calzada medieval que en cosa de 1 km. nos deja en nuestro punto de partida. Por el asfalto la distancia es casi el doble y seguramente más aburrida, así que si alguien conoce el trazado correcto, la ventana de Comentarios de aquí abajo es el lugar indicado para contarlo.

        En resumen, un agradable paseo que oxigena nuestros pulmones, nos culturiza y lleva tranquilidad y sosiego a nuestro espíritu.

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