miércoles, 30 de septiembre de 2015

Alen

Aunque, en los lindes de la margen izquierda con las Encartaciones, son los Montes de Hierro los que atesoran mayor popularidad como comarca minera, la frenética actividad de las industrias extractivas se extendió a numerosos puntos de la geografía de Bizkaia durante el siglo XIX y buena parte del XX. Una de las zonas más significativas se encuentra en el municipio de Sopuerta/Garape, prolongándose las explotaciones y sus infraestructuras asociadas al vecino territorio de Cantabria.

El poblado minero de Alen, cuyo entorno ha sido finalmente recuperado por la naturaleza, nos sirve de punto de partida para ascender, entre viejas escombreras y desiertos pozos a cielo abierto, a la cumbre del mismo nombre, máxima elevación de la parte nororiental de nuestro territorio.

               DISTANCIA: 6,7 km.  
            DESNIVEL: 270 m.  (534-804)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Baja  5 (2-2-1) Dificultad de tránsito
ITINERARIO  (circular)  Inicio y final: Alen (Sopuerta)
           VIAS: Pista de cemento y tierra, senderos, campo a través
            ACCESOS: Desde Bilbao a Muskiz por la A8 dirección Santander salida Muskiz. Se toma la BI-3794 y en Muskiz, primero la N-634 en dirección Bilbao y poco después (derecha), la BI-4701 en dirección Galdames-Balmaseda. Después del desvío hacia Las Muñecas, tomar a la derecha carretera a Trucíos/Arcentales (BI-3614). En Olabarrieta/Las Barrietas, coger desvío por la derecha hacia Alen (5 kms.), hasta el final.
            TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 22



           
Frontón en el poblado de Alen
Si a usted, amable lector, le molan las carreterillas de montaña, aquí tiene una bien chula, los 5 kms. que separan la BI-3614 en Olabarrieta del poblado minero de Alen (pronunciado como Alén), remontando cosa de 400 metros. El recorrido lo describe, como siempre con detalle, la página de Altimetrías por si alguien se anima a hacerlo en bici. El viejo asentamiento no es, sin embargo, una triste colección de ruinas, sino un grupito de casas tranquilo y agradable, que incluso tiene frontón. Se aparca con comodidad entre campitas llenas de txibiritas.

Aquí iniciamos la marcha por el mismo camino de llegada, ahora de cemento y surcado por lo que parecen antiguos raíles de tren minero. Enseguida el camino sale a campo abierto en zona con el inequívoco aspecto que dan las explotaciones abandonadas: camino amplio y de poca pendiente (viejo trazado ferroviario), rellenos y grandes desmontes, montañas de piedra, alguna bocamina, una especie de desolación antigua. La hondonada de la izquierda, donde hay alguna que otra mesa, creo que es la mina Juliana, y recuerda bastante a la zona de La Arboleda, con una pequeña balsa.

Restos de túnel junto al camino
Predomina un color rojizo y por el mismo camino se van viendo minerales de aspecto férrico, junto con calcitas y cosas así. El entorno nos hace rememorar remotas excursiones del cole. Pasamos junto a una especie de muro de contención de piedra, y dejamos después por la derecha un arco que debe ser resto de un antiguo túnel, para salir junto a un gran mirador. Enfrente, al otro lado de un estrecho valle, se levanta Longitas, y por detrás se distingue la aparatosa antena de Ubieta, otro de los montes señalados de las Encartaciones.

Por la derecha, hacia la cresta
Ganamos unos metros y, tras dejar un par de trochas que remontan por la derecha, llegamos a un CRUCE, donde tomamos el camino que sigue por la derecha. De inmediato vemos el cordal, poderoso y con una silueta que recuerda mucho al Ganeko. Tras haber girado casi 360º, abandonamos el camino por la derecha siguiendo una traza difusa que pasa junto a algún arbolito aislado.

Por el lapiaz
Ahora tenemos que continuar ganando metros siempre en dirección a la arista, buscando el paso más fácil, porque vamos a atravesar durante unos minutos un karst alargado y extenso, muy característico de la estampa de este monte. La cosa no resulta complicada, pero la roca se presenta cada vez más afilada y llegamos a una zona con profundas hendiduras, donde hay que extremar las precauciones.

No se tarda mucho en atravesar el roquedo, y salimos de nuevo a los clásicos prados de altura. Una vez en las proximidades del cordal, sólo hay que seguir subiendo y subiendo para hacer cumbre. La subida resulta a veces peleona, superando sucesivas lomadas que siempre parecen ser la última, pero no hay obstáculos, y tenemos la posibilidad de zigzaguear todo lo que se quiera.

Tras una especie de antecima rocosa con un árbol, sólo queda la última rampa, más suave, para alcanzar así la cima (ALEN, 804 m.) Junto al vértice hay un mugarri (límite de Sopuerta y Artzentales) varios buzones con flores y una placa recordando a uno o varios montañeros.
 
Cima de Alen, con Artatxo detrás
Las vistas son fantásticas en todas direcciones: hacia el oeste Jorrios y Armañón, multitud de montes en tierras de Cantabria, con Santullán muy cercano, por el NE Mello con la inconfundible torreta. Por el sur, los montes de Triano y, siguiendo el giro, las dos cimas antenadas de Ubieta y Garbea. 

Cima de Artatxo (derecha), y Betaio (izquierda)
Por supuesto, siempre podemos volvernos por donde hemos venido pero, ya que estamos, podemos explorar un poco más. Siguiendo el cresterío tenemos a la vista otra pequeña elevación, y hacia allá vamos. Tras un fuerte descenso, volvemos a remontar, pasando un par de mugarris más, hasta coronar el modesto ARTATXO (775 m., Biroleo, según la Cartografía y otras fuentes). En su cima se encuentran los restos de un puesto de tiro, o sea, una fortificación defensiva, ya que esta zona constituyó durante un tiempo frente de guerra, tras la caída de Bilbao en manos franquistas. En la ladera hay también restos de trincheras, como ilustra bien esta página aunque, si no se sabe, es difícil de apreciar.

VARIANTE: La elevación que se encuentra frente a nosotros es el Betaio. Una ruta bastante clásica consiste en descender desde donde estamos todo derecho hasta el collado que separa los dos montes, y remontar directamente a la cima del Betaio -bien bajando primero hasta la pista, bien cruzando un pequeño alineamiento rocoso a media ladera. La subida presenta una buena pendiente para ascender hasta los 749 metros de la cumbre, y la bajada más evidente nos conduce a la pista anterior, que nos llevará sin problema hasta el CRUCE que indicábamos al principio.

Pasillo de hierba a la vuelta
Si no hemos optado por la variante, vamos a bajar para hacer una ruta de vuelta un poco diferente de lo habitual. Para ello, desde la cima de Artatxo tiramos para abajo campo a través en dirección a la pista que circula mucho más abajo. Hacia poniente tenemos una bonita vista del desfiladero de Peñalba, con Hilar y Somo a ambos lados. Como a media ladera (habremos bajado unos 50 metros), nos encontramos un camino herboso que tomamos girando a la izquierda.

La amable senda –que parece vestigio de algún transporte minero- desaparece de golpe a la vuelta de una loma (descriptivamente llamada La Esquina del Cerro), y nos encontramos con un amplio entrante en la ladera, por donde discurre el arroyo de la Calzadilla. Así que hacemos un flanqueo describiendo la amplia curva que se ve en el mapa, procurando ganar un poco de altura,
Cresta rocosa desde la Esquina del Cerro
para acceder a una zona rocosa que vemos de frente. La cosa no tiene complicación, porque circulamos por prados sin obstáculos, más o menos bajo la cima de Alen.  


El pequeño roquedo es quizá la parte más chula de todo el itinerario, y la única que ofrece un poco de sombra. Junto a la espectacular roca medio desplomada que vemos
aquí al lado, atravesamos por una especie de portillo verde entre las calizas, y al otro lado ya tenemos un viejo camino pedregoso, que tomamos siempre en dirección al desvío del principio (sur). El sendero resulta algo incómodo y remonta con fuerza unos cuantos metros para volver al punto donde en la subida abandonamos el camino y de ahí en unos pocos metros, al CRUCE.

       Desde aquí no queda más que desandar el camino de subida, contemplando de nuevo este paraje silencioso y atrayente, donde la naturaleza ha ido recuperando el terreno que el hombre le arrebató por un tiempo, y las huellas del pasado minero asoman todavía, aunque en retirada. 

         Y una última curiosidad: por toda la zona, incluida la propia cima, se pueden ver tipos armados con detectores de metales, que sin duda buscan cosa de algún valor. Como no hemos detectado actividad semejante en otros parajes similares, sometemos el asunto a la sabiduría de nuestros siempre participativos lectores. ¿Qué busca esta gente? ¿Tendremos acaso en nuestro propio suelo encartado recursos auríferos u otros metales preciosos, y no nos hemos enterado? 

jueves, 17 de septiembre de 2015

Pico Ramos

El castizo barrio de Pobeña, perteneciente al municipio de Muskiz, se acomoda en un pequeño valle, protegido al norte por las lomas que lo separan del mar, y recostado por el sur sobre pequeñas colinas que jalonan la franja prelitoral. El enclave, directamente comunicado con la marisma del Barbadun y la playa de La Arena, ofrece un animado ambiente los fines de semana, además del siempre atrayente carácter que imprime la fusión entre el mundo rural y el marítimo.

Además del muy conocido recorrido del paseo de Itsaslur, que también se inicia en Pobeña, podemos recorrer sin esfuerzo las modestas elevaciones que nos rodean por el interior, a través de caminos poco frecuentados. Completamos la ruta por otros barrios muskiztarras para obtener una imagen integrada de los elementos que componen su paisaje.

               DISTANCIA: 8,2 km.  
            DESNIVEL: 230 m.  (0-229) 
DIFICULTAD: Muy Baja  5 (2-3-0)
ITINERARIO  (circular)  Inicio y final: Pobeña (Muskiz)
            VIAS: Urbanas, pista de cemento, senderos de tierra, campo a través
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Santander, salida Muskiz, y tomar desvío a la derecha hasta Pobeña. Bizkaibus A3335 (desde Muskiz) y A3336 (de Bilbao a la playa de La Arena, y de ahí unos 500 metros a pie)
            ENLACES CON Itsaslur
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 13-14



           
Albergue e iglesia en Pobeña
Pobeña se encuentra en el itinerario del Camino de Santiago –que continúa por el conocido paseo de Itsaslur- y cuenta con un coqueto albergue. Si hemos venido en coche, podemos dejarlo en un amplio parking junto a la iglesia de Nª Sra. del Socorro, aunque en fines de semana de buen tiempo, más nos valdrá llegar pronto, porque la cosa adquiere bastante complicación.

 Tomando como referencia el citado albergue, seguimos unos pasos hacia la iglesia y giramos a la derecha para cruzar el cauce del desangelado arroyo Harana (o Valles). Tomamos un camino que sube entre casas y de nuevo tiramos hacia la derecha, junto a algunos caserones de buen porte, para tomar una rampa de cemento que finalmente se convierte en sendero de tierra.

Rampa junto a la autopista
Dejamos por la izquierda la canalización de lo que debe ser el arroyo anterior y ya vamos a pasar bajo el tablero de la autopista, muchísimos metros por encima de nuestra cabeza. El camino gira a la izquierda y sube, en un entorno bastante degradado y poco apetecible. Detrás de Pobeña se distinguen muy bien las ruinas del antiguo lavadero de mineral de Campomar. Justo al lado de la autopista tomamos una rampa de cemento que sube con fuerza. La pala resulta dura, con una pendiente que andará por el 30%, junto a la carretera y sin una sombra, con lo que en días soleados debe ser un infierno, aunque tampoco es muy larga. A cambio, ya tenemos las primeras vistas sobre la playa de La Arena y Lucero, que luego veremos mejor.

Pobeña desde la subida
Lo que vamos a recorrer es una zona prácticamente copada por explotaciones ganaderas, lo que nos obligará a traspasar sucesivos cierres de fincas. Dicho y hecho: justo donde finaliza el cemento, en una curva aparecen dos vallados, uno por la izquierda, con una puerta metálica, y otro de frente, en formato alambrada, que es el que debemos atravesar.

Ahora empezamos a ascender, con la alambrada por la izquierda, y en unos 50 metros, junto a un grupito de árboles encontramos un paso, y nos vamos al otro lado del cierre. Seguimos subiendo, con la valla ahora a la derecha, por el trazado algo difuso de una trocha, hasta un nuevo cierre que atravesamos por una puerta practicable que deberemos cerrar correctamente. Porque estamos ahora dentro de una finca con unos cobertizos que constituyen una granja de cerdos. Los gorrinos se nos acercarán, quizá en busca de comida, aunque yo creo que no se les debe dar nada. La explotación porcina es algo bastante infrecuente en nuestros montes, aunque unos minutos después veremos otro ejemplo.

Últimas lomadas
Seguimos un senderito estrecho, siempre pegado a la alambrada, y ahora hay vacas al otro lado del cercado. Aquí tenemos una buena perspectiva sobre el extremo oriental de la costa de Cantabria, incluido el Cerredo, y por levante, sobre el Serantes, Montaño y Petronor, el paisaje durante prácticamente todo el trayecto. De frente aparece una nueva langa (VALLA), que también atravesamos, y ya queda claro que sólo nos resta una última lomada verde para alcanzar la cima.

Punta Lucero y playa de La Arena




Cima, con Montaño y Serantes al fondo
Enseguida distinguimos el mojón, y sin mucho esfuerzo alcanzamos la cumbre (PICO RAMOS, 229 m.), con el vértice roto, una placa conmemorativa y un buzón que tiene algo que ver con un castillo (quizá el cercano de Muñatones). Aparte de lo ya mencionado, contemplamos parte del casco urbano de Muskiz, con Mello al lado y más al Este las últimas estribaciones de Triano. 

De paso comprobamos que el nombre de 'Pico' no le cuadra demasiado bien a este montecito que, por el contrario, es verde, mullido y redondito. Y, ya que estamos, aprovechamos para decir que muy cerquita existe una pequeña cueva y un yacimiento arqueológico. Por lo visto, se encuentra como a media ladera en dirección NE, o sea, aproximadamente encima del barrio de San Julián que luego veremos.

Janeo y posible (?) bajada
Ahora toca bajar. En dirección Oeste vemos muy cercana una colina coronada con una antena: es el Janeo, bajo cuya falda circula un camino vecinal, que será por donde continuaremos. Para llegar a él, una primera posibilidad es bajar todo derecho hacia el camino, pero nos toparemos con dos alambradas que parecen más propias de Tijuana o la franja de Gaza; casi todo se puede conseguir, y habrá quien tenga habilidad para superar sin daño este monstruoso cierre, pero parece más lógico recular un poco y evitarlo. Así que retrocedemos hasta la puerta metálica que hemos cruzado antes (VALLA), y ahí tiramos hacia la izquierda, tomamos un sendero de tierra, y desembocamos finalmente en el camino principal, dejando por la derecha una granja de gran tamaño.

Llegando a El Haba
            Digamos que ahora ya se nos terminó lo que es monte propiamente dicho. Nuestro camino continúa por la pista cementada, aunque si queremos visitar la cumbre del Janeo (no nos aportará casi nada, aparte de tachar una nueva cima) tendremos que salirnos y continuar por un senderito paralelo a la izquierda del vallado, para después salvar un nuevo cierre. Pasamos así entre dos cobertizos y una nueva granja con cerdos, y seguimos en ligero descenso en dirección al montículo de La Haba, que se encuentra justo enfrente. Al pie de esta elevación tenemos una nueva cabaña.

            VARIANTE: Traspasando la enésima valla, si abandonamos el camino por la derecha, un sendero bastante difuso nos llevaría de vuelta a Pobeña en algo menos de 2 kms. La trazada es irregular y a veces poco visible, y en su último tramo podemos optar por seguir bien en las cercanías del cauce del arroyo Valles (izquierda), bien retornando al paso del primer vallado que pasamos al subir (derecha).

Camino hacia Cordillas
Continuamos por este camino vecinal, ya con viviendas y huertas cerradas a ambos lados, para realizar un brusco giro a la izquierda en cuanto llegamos al caserío CORDILLAS. Accedemos a una moderna urbanización de chalets, que tiene la virtud de disponer de bancos y alguna fuente, lo que agradeceremos de verdad si el calor aprieta, porque no disponemos de una sola sombra desde que partimos de Pobeña.  

Vamos faldeando los montecitos por los que hemos andado, y desembocamos después en otro camino asfaltado con un bidegorri, que desciende hacia el casco urbano de Muskiz. Llegamos así a la BI-3795, con la hermosa iglesia de San Julián por la derecha, y giramos a la izquierda.

Pico Ramos desde la carretera
El camino discurre paralelo al río Barbadun y a la carretera que bordea Petronor. Existe al otro lado del río un paseo peatonal que también podríamos seguir, pero la verdad es que está tan próximo a la refinería que me parece bastante poco agradable, así que lo ignoramos. Tras pasar junto al peculiar edificio donde se encuentra el restaurante Barbadun, en unos minutos de tranquila marcha llegamos al barrio de San Julián (por cierto, que Muskiz se llamaba antiguamente San Julián de Musques).

Camino antiguo en San Julián
En el centro del barrio vemos un cartel que pone ‘Camino antiguo’ y en esa dirección seguimos, atajando un tramo de carretera. Pasamos bajo el viaducto y enlazamos ya con el ramal que viene de la autopista. Con vistas sobre el río y la marisma, donde hay restos de antiguas construcciones, quizá algún molino (no hemos podido enterarnos), vamos de regreso a Pobeña, donde finaliza la excursión.

Como ya dijimos en otra ocasión, este agradable pueblo es el lugar perfecto para terminar una ruta pedestre: sitio tranquilo, juegos infantiles, paseíto hacia la muy cercana playa, bonita iglesia y marismas. Y, sobre todo, dos o tres bares excelentes para un aperitivo. Après-marche que le llamábamos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Mendigana

El alto de Bikotzgane (o Bikotxgane) se encuentra en la divisoria de los municipios de Orozko, Artea y Zeberio, en el límite norte del Parque Natural del Gorbeia. Se trata de un enclave desde el que se pueden iniciar distintas rutas, además de disponer de una amplia panorámica sobre numerosos picos del territorio.

En esta ocasión nos sirve de punto de partida para un paseo breve y muy sencillo, siguiendo un pequeño cordal hasta enlazar con la pista que lleva a Pagomakurre desde Areatza. Nos acompañarán espectaculares perspectivas sobre los murallones de Itxina y podremos ampliar la ruta a voluntad hacia otros cercanos parajes del Parque Natural.

                DISTANCIA: 5,6 km.  
            DESNIVEL: 105 m.  (561-656) 
DIFICULTAD: Ninguna 2 (1-1-0)
ITINERARIO  (circular)  Inicio y final: Alto de Bikotzgane (entre Orozko y Artea)
            VIAS: Carretera, sendero de tierra, pista de cemento
            ACCESOS: De Bilbao a Orozko, autopista A-68 dirección Vitoria-Gasteiz salida Llodio-Orozko. Se toma la dirección a Orozko por la BI-2522 hasta Zubiaur, donde se toma la dirección a Ibarra y Artea. Seguir sin ninguna desviación por la BI-3513 hasta el alto de Bikotzgane (parking). Por Artea: A-8 dirección Donostia-San Sebastián hasta salida hospital de Galdakano. Se toma la N-240 dirección Vitoria-Gasteiz hasta Artea, y de aquí BI-3513 dirección Orozko hasta el alto.
            ENLACES CON Larreder
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 57



           
Bancos y mirador en Bikotzgane
Realmente, no sabemos cuál es la toponimia correcta de este alto de Bikotzgane. Nos suena mejor así, con ‘tz’, aunque el nombre deriva de la pequeña elevación contigua, que la mayor parte de las veces aparece denominada como ‘Bikotx’ o ‘Pikubikotx’. Sea como fuere, en el mismo alto tenemos hacia el norte un aparcamiento y una pequeña área recreativa con algunos bancos, y uno de esos monolitos digamos modernos a los que tan poca afición tenemos.

Las vistas de este pequeño mirador son estupendas, y a nuestro lado tenemos el cresterío de Mendigisa, que se inicia en la corona rocosa del muy cercano Garaigorta y se prolonga, algo tortuoso, hasta el esbelto Untzueta. Una mesa de orientación nos identifica las numerosas cumbres que se extienden por el horizonte. Pero nuestro objetivo en esta ocasión es otro, y está aquí al lado, aunque no a la vista.

Tenemos que descender un puñado de metros en dirección a Orozko, hasta dar con un desvío que veremos por la izquierda. Enseguida tenemos a la vista las paredes septentrionales del macizo de Itxina, que nos acompañarán durante la primera mitad del trayecto. Nada más tomar el desvío, una señal indica 5,4 kms. a Pagomakurre y 11,5 al Gorbea. Empezamos a subir por un camino de tierra bastante castigado e irregular, que deja claro que es zona de tránsito de madereros. La pendiente es moderada, aunque estas rampitas serán prácticamente lo único significativo que haya que subir en toda la mañanera.

Itxina y Oderiaga desde el camino













Vista atrás: Garaigorta y Untzueta
Pronto salimos a terreno despejado, una verde ladera por cuya longitud se ha roturado una especie de camino, que podemos bien seguir, bien evitar para continuar por el prado, siguiendo la misma dirección (SE). Parece ser que es también zona de caza, y en concreto debemos estar por una línea de pase de la paloma, lo que debe tener su importancia porque lo pone en algún cartelito.

Por la derecha cae suavemente la pendiente hacia un valle, y al otro lado se levanta la poderosa silueta de Itxina con sus blancos paredones, las Atxas en primer término y la punta de Axkorrigan sobre ellas.  Cierra la perspectiva por el oeste Oderiaga y el cordal de Arno, y hacia levante Anboto despunta por detrás de Eskuagatx y la sierra de Aramotz, más allá del valle de Arratia.

Irumugarrieta
La cosa no tiene complicación ni –para qué engañarnos- más emoción que precisamente las vistas que comentamos, porque avanzamos casi en línea recta, prácticamente en llano por la arista de una pequeña sierra, con verdísimos pastos por la derecha y arbolado por la izquierda. Nos acompañan restos de talas: tocones que todavía rezuman savia, trozos de troncos y ramas que apetece llevarse a casa, y cosas así. También vamos viendo algunos mugarris, que delimitan los municipios de Orozko (derecha) y primero Artea y después Areatza (izquierda).

Mojón de Mendigana
Precisamente, pasamos junto a los mojones linderos en el lugar llamado Irumugarrieta, y poco más adelante accedemos a MENDIGANA (656 metros), punto culminante de la excursión, con vértice geodésico y un desvencijado buzón. Al parecer, esta cima casi imperceptible llegó a figurar en las primeras versiones del Catálogo de los 100 montes. Frente a nosotros, la soberbia vista de Itxina y Oderiaga que comentábamos antes, con un solitario espino en el prado, que parece puesto a propósito, mientras hacia el norte se descuelga la cordillera que tiene su fin en el Untzueta.

Por el cipresal
Seguimos en la misma dirección que llevamos todo el tiempo y nos acercamos a una plantación de cipreses. Aunque aquí el camino no es tan evidente, basta con no perder el rumbo anterior: de esta forma atravesaremos el arbolado hasta salir a una pista, que es camino que lleva a Pagomakurre desde Areatza.

VARIANTE: Si tomamos esta pista en sentido ascendente (nuestra derecha), llegaríamos al área recreativa de Larreder (ver enlace arriba) en cosa de 1 km. y a Pagomakurre en dos más.

Pista de vuelta
Giramos entonces a la izquierda y cogemos la pista para empezar el camino de vuelta. Ahora los cipreses quedan, claro está, a nuestra izquierda, algunos manteniendose milagrosamente en el borde del talud de la carretera. Por la derecha nos acompañan multitud de caducifolios, cuyas ramas nos tapan la mayor parte de las vistas, aunque distinguimos Anboto y el cresterío de Alluitz, Eskuagatz y Saibi, Leungana y Legarmendi-Aramotz… una maravilla. Más cerca, vemos sólo un poquito del cónico Upo, y el resto del tiempo, el muy próximo y pelado Murga. Vamos, éstos que ponemos aquí abajo:


Upo y Legarmendi




Murga y Mandoia al fondo

Anboto entre los árboles

Cuando llegamos a una curva en herradura, abandonamos la aburrida pista de cemento por la izquierda, es decir, seguimos recto por otra de tierra, una de esas que salen de la principal con un cartel de prohibición para los coches. Continuamos por tanto por camino de piedrilla y, tras pasar una zona más despejada por la derecha, aparece una bifurcación. Seguimos por la derecha, en bajada, porque el camino que sube por la izquierda es claro que nos llevaría de nuevo al cordal.

De regreso a la carretera
Tras un ratillo de bajar suavemente, y una pequeña remontada casi al final, siempre en paralelo a la ruta de ida, terminamos saliendo de nuevo a la carretera, a unos pasos del alto donde hemos iniciado la ruta.

Un itinerario tranquilo, con hermosas vistas, que sirve empaparnos de nuestra variada orografía, y de aperitivo para idear futuras incursiones por algunos de los parajes que hemos ido contemplando.