sábado, 1 de agosto de 2015

GR 228: la crítica

No falta quien dice que, sencillamente, lo del GR es una tontería, algo inútil que sólo sirve para enterrar dinero. Están los que defienden que es una buena iniciativa, que contribuye a poner Bilbao en los mapas de senderismo de Europa, y ayudará a la conservación de la ruta y sus alrededores.
 
Mapa del GR en versión ibilkat
Personalmente considero que tanto las ventajas como los inconvenientes son mínimos, y se contrapesan. Las señales y marcas pueden ser un poco excesivas, pero tampoco creo que puedan llegar realmente a molestar, ni creo que el dinero invertido en el invento haya sido exagerado. Como tampoco pienso que vayan a empezar a venir autobuses de senderistas de medio mundo a dejarnos euros y divisas. Es decir, no me parece mal que exista este recorrido, aunque tampoco creo que sirva realmente para gran cosa.

Si acaso, para que haya a quien le pueda llamar la atención, y se decida a conocer lugares que de otro modo ni se hubiera planteado. Si es así, pues vale.

Señalización y accesos

Si nos referimos a la señalización, considero que es casi impecable: se puede seguir el itinerario sin GPS ni ayuda de ningún tipo, sólo atendiendo a las marcas y señales direccionales, y sin ningún esfuerzo por encontrarlas o interpretarlas. Hasta ahí, perfecto.

Vamos a admitir que las flechas son realmente feas, eso sí, identificables pero de un aspecto plástico horrible. Y tal vez la señalización vertical es algo excesiva, bastantes de los postes de señales se podrían haber sustituido por balizas, siempre más discretas y que requieren menos mantenimiento. Pero, claro, la razón de que existan tantas señales debe encontrarse en lo que decimos ahora.

En nuestra primera entrada sobre el tema ya comentábamos el tema de los accesos. Y vuelvo a decir que yo no les veo ningún sentido, como no sea añadir un montón de kilómetros (teóricos) para obtener la homologación de Gran Recorrido, que siempre es más vistosa. Hubiera bastado con señalar unos cuantos puntos de acceso a la ruta fácilmente identificables para que quienes lo precisen puedan acceder a ella. Se hubieran evitado decenas de paneles y cantidad de señales adicionales que sólo generan confusión.

Porque –y aquí está mi principal crítica- esta profusión de señales en el propio trazado obliga a fijarse con cuidado en las indicaciones para evitar un despiste y terminar metido en el centro de la ciudad. Si en una ruta circular ponemos una flecha hacia delante por ejemplo, hacia Artxanda, y otra hacia atrás (¿es lógico poner Buia?), una tercera con el mismo aspecto puede inducir a cometer un error. Así que, si pese a todo se quieren mantener los accesos, habría que marcarlos de forma que quede perfectamente claro y a primera vista que son eso, accesos, y no parte de la ruta.

Por lo demás, las marcas de pintura están en general muy bien colocadas, y sólo cabe pedir que las que se encuentran en zonas urbanas (a veces son pegatinas, muy golosas para los gamberros) no se coloquen en lugares accesibles para que no desaparezcan, como ocurre en varios puntos.

El recorrido

Tramos urbanos

Considerando que Bilbao está limitado por una cordillera al norte y otra al sur, y atravesado por la ría, es impepinable que un itinerario circular debía necesariamente bajar dos veces al casco urbano.

Semejante problema pienso que ha sido resuelto de forma muy aceptable: el paso por La Peña y Bolueta no es que sea muy apetecible para una ruta montañera, pero tampoco se hace demasiado ingrato ni muy largo. Y el cruce de la ría por el lado contrario incorpora muy acertadamente el paseo de Olabeaga que, aunque obviamente no es montañero, sí entiendo que tiene su atractivo.

Zorroza y Arraiz

A lo que no vemos explicación es al largo tramo de carretera entre Zorroza y Arraiz, sin duda lo más feo de todo el recorrido. No es que estas colinas, romas y peladas, sean de por sí muy atractivas; pero, como ya indicamos en su momento, cuesta creer que no sea posible trazar ningún sendero que las recorra al margen de las inhóspitas carreteras por las que, con muy pequeñas excepciones, nos lleva el GR. Existen de hecho senderos en la ladera de Arraiz y, en parte, en la de Kobetas, que se podrían haber aprovechado, y nos ahorrarían tres o cuatro kilómetros de asfalto que le quitan a uno las ganas de continuar adelante.

Artxanda

En Artxanda se planteaba un problema parecido entre Pikotamendi y Berriz, pero se ha resuelto con bastante acierto al abrirse un tramo de sendero que no existía. Lástima que se tenga que mantener el pequeño paso por carretera, que suponemos habrá sido inevitable. E igualmente, las enojosas escaleras entre Arangoiti y Berriz, que tal vez podrían haberse esquivado, al menos en parte.

Y, ya que estamos por esta zona, nos preguntamos también por qué no se prolongó el sendero por el muy cercano monte Banderas (o incluso al también vecino San Bernabé), aprovechando de paso para dignificar un poco sus maltratadas/ignoradas laderas.

Erreztaleku

Para que se vea que tampoco escatimamos alabanzas, la decisión de llevar la ruta por la tremenda loma de acceso a Erreztaleku nos ha parecido excelente, y además, valiente. Hubiera sido muy sencillo continuar por la clásica pista que desemboca en Gangoiti, pero el incorporar esta pala le otorga potencia al recorrido, además de permitir seguir después por el cordal, que es una parte bien bonita. Así que tres hurras por no haberse plegado a la tentación de la comodidad.

Pagasarri

Pero hay que volver a atizar: como decíamos en el lugar correspondiente, no se entiende la ausencia de la cima del Paga. Un sendero que circunvala Bilbao no tiene sentido si no se corona el Pagasarri, nuestro monte por excelencia, el que todos los bilbainos conocen, emblemático, familiar, el primero que suben los niños. Y encima, inigualable en belleza y paisajes. No me queda más remedio que pensar que habrá existido alguna razón poderosa para dejarlo fuera, y creo que a todos nos gustaría conocerla.

Límites territoriales

Aunque tampoco lo vemos claro, esa razón podría estar relacionada quizá con el tema de los límites territoriales del GR. Se supone que, como la iniciativa de todo el tinglado parte del Ayuntamiento de Bilbao, por efecto de los oscuros vericuetos de la política y la administración, se habrá querido evitar que otros organismos (Ayuntamientos vecinos, o vaya usted a saber quién más) intervengan o interfieran en el tema. O tal vez es que tampoco hayan querido poner pasta en un asunto que no les interesaba.

El caso es que la ruta queda constreñida por los límites territoriales de la villa, con esos dos puntos mínimos (La Peña y Artxanda) en que, como se dijo en su momento, cabe la duda de si constituyen muy pequeñas excepciones. Esta autolimitación, además de lo absurdo que nos parece a todos los que no estamos en esa ensalada burocrática, ha podido dejar fuera algunos lugares que hubieran sido interesantes, como Pastorekorta, una posible subida a Malmasín por Buiagoiti, con posterior bajada por Montefuerte y paso quizá por el Boquete, o incluso un tramo más ambicioso para alcanzar el Ganguren, por ejemplo. No serán parajes que administrativamente pertenezcan al término municipal de Bilbao, pero es indudable que sí forman parte de su perfil como ciudad.

Y, ahora sí, terminamos.

El siglo XXI?

Parece absolutamente vergonzoso que cuando uno entra en la página oficial del Ayuntamiento y pincha en Gran Recorrido de Bilbao aparezca esto: 

Es decir, un miserable mapa, sólo relativamente ampliable, que es el mismo que nos encontramos en cada panel informativo del recorrido. Y nada más. Bueno, sí: una información detalladísima sobre cada uno de los once dichosos accesos que, ésta sí, incluye un pdf con la descripción completa, longitud exacta, perfil gráfico y este pedazo de ortofoto (pasar a jpg), donde sólo falta indicar dónde están los semáforos y las papeleras.

¿Todo esto sobre los accesos y nada de nada sobre la ruta en sí? Incomprensible.

En los centros de distrito y oficinas de turismo le facilitan a uno el mismo mapa, por lo visto el único que existe, y apenas alguna explicación bienintencionada de la persona que nos atiende (bueno, depende de quién sea). Mal para los bilbainos, pero un completo disparate si de lo que se trataba era de atraer visitantes.

El track por su parte, está alojado en Wikiloc. Ojo porque hay varios, con variantes para bicis, etc. El que ponemos es el que colgó la Federación, que parece el más fiable. Pero en Bilbao.net no hay ninguna referencia en absoluto al track. Increíble también.

Vamos a ver, señores del Ayuntamiento. Estamos en 2.015, o sea, en el siglo XXI. Cualquier desgarramantas crea una página con cuatro cosas (aquí estamos nosotros para demostrarlo), y reúne más información que la que el Ayuntamiento proporciona sobre su propio GR. Por favor, un mapa escalable con detalles, navegable, de donde se puedan extraer distancias, desniveles o puntos de agua. Incluso se pueden incorporar fotos, o información sobre lo que se va encontrando en el recorrido.

Eso sí que sería una funcionalidad interesante para acercar Bilbao a sus ciudadanos o foráneos, no un mapa corriente y tropecientas señales para una ‘instalación deportiva’ (así lo definen las normas de homologación) que el vehículo oficial de comunicación municipal parece ignorar casi por completo.

En fin que, con todo esto, pues le pondríamos al GR bilbaino ¿un 6? ¿6,5? No estorba, no nos molesta, tiene unas cuantas cosas que no nos gustan, y algunas que sí. Se podría haber hecho algo mejor, sin limitaciones bobas de burócratas y con un poco más de interés –y no necesariamente dinero- en hacer de él un elemento más valioso desde todos los puntos de vista. Es una lástima no haber aprovechado la oportunidad. Aunque aún estamos a tiempo.

(ya no continuará)



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