domingo, 21 de diciembre de 2014

Otzarreta

El Parque Natural del Gorbea-Gorbeialde comprende un extenso territorio alrededor del techo montañoso de Bizkaia. Desde Orozko hasta Otxandio y desde Zeanuri hasta Murgia, el enorme macizo y sus estribaciones nos ofrecen infinidad de paisajes diferentes, algunos abruptos y salvajes, otros bucólicos y amables, pero siempre atractivos para los amantes de la naturaleza y el monte.

En el extremo oriental del Parque, el alto de Barazar nos facilita el acceso a una amplia zona que, bajo la poderosa silueta del Gorbea, alberga por ejemplo el humedal de Saldropo y el hayedo de Otzarreta. Este último, pese a sus reducidas dimensiones, es uno de los paisajes más fotogénicos de toda Bizkaia.

Proponemos hoy una ruta circular en la que, tras un cómodo paseo por pistas, nos acercamos a presenciar la hipnótica belleza del hayedo, para internarnos después por parajes más montañeros, hasta desembocar de nuevo en la carretera.               

                DISTANCIA: 5,8 km.
            DESNIVEL: 50 m.  (610-660)
DIFICULTAD: Ninguna 2 (0-1-1) Dificultad de tránsito
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Alto de Barazar
VIAS: Pista de cemento, senderos de tierra, carretera
ACCESOS: En coche desde Bilbao, autopista A8 dirección Donostia-San Sebastián hasta salida hospital de Galdakano. Se toma la N-240 dirección Vitoria-Gasteiz, sin ninguna desviación, hasta el puerto de Barazar. Bizkaibus A3925 Bilbao (Hurtado de Amezaga)-Ubide parada Barazar.
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 64



           
Llegamos al puerto de Barazar por la carretera N-240, camino de Gasteiz, y aquí mismo nos detenemos, con los típicos restaurantes de camioneros uno a cada lado, y sus correspondientes amplios aparcamientos. El lugar no es desde luego muy atractivo pero, aparte de espacio para aparcar sin problemas, tiene otro aliciente: junto al bar de la derecha nace una pista que identificamos sin lugar a dudas gracias a un panel de madera que señala el acceso al humedal de Saldropo. Aquí iniciamos la marcha, siguiendo el camino cementado. 

Gorbea desde el camino
Cruzamos un paso canadiense, y hay que andarse con cuidado, porque en días festivos el tránsito de vehículos es casi continuo, y la vía bastante estrecha. En pocos minutos de paseo completamente llano nos aparece por la derecha la gran lomada cimera del Gorbea, con la cruz bien visible, escoltada por el airoso Aldamin. Una imagen espectacular que nos acompañará buena parte del trayecto.

Son continuos los cartelitos blancos de cuarteles de caza y cosas así, y de vez en cuando se escuchan disparos. En un claro por la derecha encontramos una cruz de señales, cartel de bienvenida al Parque y un panel informativo con un espléndido mapa. Poco más adelante, dejamos por la derecha un desvío, y por la izquierda empezamos a tener uno de esos cipresales que resultan tan atractivos, aunque no demasiado cerrado gracias a la entresaca.
Entre cipreses
Avanzamos también junto a algún bosquecillo de alerces y algunas otras especies de esas que nunca conseguimos identificar adecuadamente.  

Así continuamos hasta un cruce, donde giramos a la izquierda, siguiendo otra señal que indica hacia Otzarreta.

VARIANTE: Si continuamos por la derecha, en unos diez minutos alcanzaríamos el humedal de Saldropo, con una agradable área recreativa, si bien para volver a nuestra ruta no habría camino razonable que no fuese el retorno hasta el mismo desvío.

A campo abierto
Ahora seguimos por la misma pista en terreno completamente abierto por la derecha, con amplios pastizales tras los que reaparecen Gorbea y Aldamin, con Lekanda hacia la derecha. Al fondo se divisan las cimas de Bastelarra y Arralde, mientras por la izquierda continúan las coníferas de explotaciones forestales, con pilones de troncos cada cierto trecho. Podemos también dejar el cemento para progresar en paralelo por la hierba.

En cosa de kilómetro y medio desde el cruce anterior encontramos un DESVIO por la izquierda que ignoramos, aunque lo dejamos marcado para más adelante. Continuamos unos 300 metros en la misma dirección, y nos encontramos un pequeño parking. Unos pasos más adelante, y ya tenemos por la derecha el inconfundible y subyugante hayedo de OTZARRETA.

VARIANTE: Como resulta obvio, no podemos dejar de comentarlo: hasta aquí mismo se puede llegar en coche. Así que, si nuestro único objetivo es el hayedo y sus exquisitas imágenes, en el mismo alto de Barazar tomamos el camino que hemos venido siguiendo y, sin bajarnos del buga, estamos ahí mismo. Y es que la civilización llega ya a cualquier parte. O casi.

Como decíamos antes, el hayedo de Otzarreta es un bosque de dimensiones reducidas, arremolinado en torno a un pequeño arroyo, donde las venerables hayas muestran toda su belleza sobre un manto de hojas que se entreveran con las raíces musgosas de los árboles. Pero mejor que ponernos poéticos, unas pocas imágenes nos ilustrarán debidamente sobre la magia del lugar.









Hay unas cuantas páginas en internet con fotos mucho más logradas, y la cosa llega a ser emocionante si topamos con un día de nieblas bajas.

Pero si lo nuestro no es el kit de fotógrafo, sino el paseíto mañanero, seguimos adelante. O, mejor dicho atrás.

Entrando en el bosque
Porque ahora toca retroceder por la conocida pista hasta el DESVIO que hemos citado antes. Ahora abandonamos el camino por la derecha y tomamos un sendero de tierra que pronto se interna bajo arbolado. Por un paso que podríamos llamar puentecito atravesamos un arroyo –precisamente el que viene del hayedo- junto a una borda, y el camino empieza a subir, primero por firme más bien pedregoso, y rodeados por amplias extensiones de pinos.

Encontramos una especie de bifurcación, pero no hay que liarse, porque nuestro camino sube en una rampa recta, por donde llegamos a un pequeño alto, que es en realidad una estribación del cercano Igeltzakogana. Giramos a la izquierda por camino herboso y empezamos a descender suavemente.

Lekanda a lo lejos
Dejamos el arbolado y salimos otra vez a campo abierto, recuperando las vistas sobre Gorbea y Lekanda, ahora por la izquierda. Pronto nos metemos en un sendero que desciende, salpicado de grandes argomas de flores amarillas. El camino se bifurca, con el arroyo Zubizabal por la izquierda, pero tenemos que seguir por la derecha. Volvemos de nuevo bajo arbolado y, en pocos minutos, volvemos a encontrarnos con el citado ARROYO.  

Bajando hacia el arroyo
Salvo época de lluvias, el cauce es sumamente modesto, pero tampoco nos lo pondrá fácil, porque no hay un paso claro, y los márgenes presentan una buena franja de limos blanditos donde hundirse hasta el tobillo. De ahí que hayamos puesto lo de ‘dificultad de tránsito’. De no ser que nos apetezca vadear en plan guarrete con el agua hasta media canilla, hay que ingeniárselas para atravesar el arroyo de marras: valen ramas recolectadas por la zona, piedras (aunque no hay muchas de suficiente envergadura), o algún otro tipo de ingenio. El salto tampoco es una opción sencilla, porque hay que salvar como un par de metros. Así que los poco aventureros habrán hecho bien en irse en coche hasta el hayedo, sin más aventuras.

Suponiendo que la experiencia haya tenido el éxito esperado, habremos ido a dar con el sendero amplio y cómodo que se vislumbra en la orilla contraria. Remontamos así unos pocos metros, con un sel justo a nuestra derecha, aunque es sabido que estas demarcaciones agrícolas no son perceptibles a simple vista, sino sólo en los mapas de satélite.

Y asi, el monte, la magia y nuestras pequeñas aventuras se desvanecen de golpe, cuando llegamos a la inhóspita carretera. Giramos a la izquierda y, siguiendo unos 500 metros de arcén y asfalto, retornamos a nuestro punto de partida.

Violento final para una excursión que alguien podría calificar de extraña: cortita y sencilla en su mayor parte, con la increíble belleza del hayedo después, y una parte más montañera con su puntito engorroso. O sea, un poco de todo para pasar la mañana.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Camino '87 22ª Jornada: Arzúa - Lavacolla (26 kms.)




Aunque estamos a 35 kms. de Santiago y, echando el resto, podríamos llegar en el día, nuestro amigos santurtziarras hacen lo que casi todo el mundo: una etapa hasta muy cerquita de la meta, para dejar para el último día un trayecto corto y llegar en condiciones, incluida posiblemente la Misa del peregrino, que si no recuerdo mal, es a las 12.

Pero aunque parezca que esto ya es pan comido, hay que meterse otra ración de kilómetros que no por cercana a la meta es más fácil que las anteriores.

Cerca de Burres
Salimos de Arzúa junto a la N-547, de cuyo trazado no nos alejaremos mucho durante bastantes kilómetros. En poco más de cuatro pasamos junto a BURRES (km. 565), donde se destaca un cruceiro de los muchos que vamos viendo, y posteriormente visitamos FERREIROS, SALCEDA Y BREA.

En algún punto de este tramo se encuentra la lápida de un peregrino llamado Guillermo Watt, que dejó este mundo 'a una jornada de Santiago'. Nuestros chicos no lo vieron, porque ocurrió seis años después, en 1.993. No sabemos si al pobre hombre le importó mucho que le quedara una sola jornada para abrazar al santo, o le daba igual palmar una semana antes o después. Pero lo cierto es que no se puede evitar un estremecimiento viendo que los ciclos de la vida no se detienen, tampoco en el Camino.

Esta parte de la ruta tiene un punto desesperante, porque el Camino serpentea a un lado y otro de la carretera, visitando pequeñas aldeas, templos y cruceiros, granjas y corredoiras. A cualquiera se le ocurre que sería mucho más rápido (y quizá cómodo) circular simplemente por el arcén, evitando las innumerables curvas y desvíos. Y a buen seguro que alguno ha caído en la tentación de atajar por el asfalto, que no?

Pero ojo con vendernos tan pronto a la civilización para ahorrarnos unos metros de más. Este blog de Indalecio define la situación a la perfección: Conviene saborearlo con avaricia porque será la última vez que el siseo de los pasos viole un espacio tan intimo y misterioso; el Camino se acaba y lo que resta a partir de ahora nada tiene que ver con la magia y la metáfora’

Santa Irene, albergue privado
En 15 kms. desde Arzúa llegamos a O EMPALME (sin chistes) y empezamos a bajar, pasando de inmediato por SANTA IRENE (km. 575). En cierta ocasión servidor y compañía aterrizamos aquí tras una jornada de más de 40 kms. y, con overbooking en el albergue público, descubrimos uno privado justo enfrente, que fue como alcanzar la gloria. Una cena maravillosa con Mozart de fondo, no digo más.

Bajando hacia Arca
Unos 3 kms. de descenso después nos sitúan en Arca, lugar muy frecuentado para pasar la última noche. A nuestro cronista parece que le han entrado las prisas y ya se ha olvidado de citar todo lo que se van encontrando, aunque tampoco es que haya gran cosa. Poco a poco, el entorno puramente rural va diluyendose, los núcleos de población se suceden, todavía dispersos pero cada vez más frecuentes, y se presiente que estamos bastante próximos a la ciudad.

Instalaciones del aeropuerto
Por si fuera poco, en unos 5 kms. de nuevo ascenso desde Arca pasamos junto a un vallado, que pertenece nada menos que al aeropuerto de Lavacolla. Lo del aeropuerto es una señal inequívoca de dónde estamos: justamente a orillas de la civilización, a punto de despertar del sueño. La foto nos indica con qué grado de violencia acabamos de salir de la mística del Camino.

Y, si no es suficiente, observese en el mapa cómo el peregrino se da de narices con la mismísima pista de aterrizaje:


En cosa de un par de kilómetros más accedemos a LAVACOLLA (km. 586), en cuya entrada ‘existe un crucero y un parque de gran belleza’, dice nuestro fedatario. Y añade: ‘Aquí, como indica la tradición, nos lavamos a fondo para entrar en Santiago como el coral’. Recordemos una vez más que estamos en 1.987, y eso de los albergues con ducha era cosa de ciencia-ficción. Así que el aseo, en el río, como los clásicos.

Poco más hay que añadir. De nuevo echamos mano de Indalecio, que lo vuelve a clavar: Tras la cena nos fuimos a descansar, nerviosos porque a día siguiente llegaríamos emocionados a Santiago, con un punto de tristeza porque se nos acaba el Camino’.

martes, 25 de noviembre de 2014

Grazal PR BI-105

Las estribaciones más bajas del Eretza caen por el sur hacia el valle del Kadagua, donde mueren. Pero el atractivo de la gran mole no desaparece al perder altitud, sino que se transforma en otros elementos de la orografía que nos ofrecen sobradas razones para conocerlos. Entre ellos, los pliegues y barrancos que, formados por los regatos que nacen del monte, esconden sombríos e intrincados parajes de gran belleza.

El PR BI-105 nos ofrece un reconfortante recorrido junto al curso del arroyo Grazal, ruta que iniciamos y terminamos en Sodupe, tras conocer algunos de sus barrios, así como los secretos de la montaña más emblemática de la comarca.


                DISTANCIA: 8,9 km.
            DESNIVEL: 290 m.  (50-340)
DIFICULTAD: Muy Baja 4 (2-3-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Barrio Iorgi (Sodupe)
            VIAS: Pistas de asfalto, cemento y piedrilla/tierra, senderos
           ACCESOS: En coche desde Bilbao, autovía dirección Balmaseda salida Sodupe. Tomar la BI-636 y seguir recto por BI-3651 hasta el barrio de Iorgi (aparcamiento a la derecha). Bizkaibus A-0651 (Balmaseda), A3342 (Artziniega), A3343 (Sodupe) y A3341 (Respaldiza), todas en Termibus. FEVE parada Sodupe (retroceder hasta Iorgi)
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 32-41




Inicio de la ruta en Iorgi
Llegando a Sodupe desde Bilbao, sin entrar en el casco urbano, nos encontramos en el barrio de Iorgi, donde tenemos un pequeño aparcamiento. Un panel informativo y una cruz de señales nos indican el inicio de la ruta del PR BI-105 Grazal erreka, también delimitada por las correspondientes marcas blanco-amarillas. Comenzamos la marcha retrocediendo unos 100 metros por la carretera, y junto a una casa recién restaurada, ya tenemos al lado el curso del arroyo que da nombre al itinerario.   

Vamos subiendo suavemente por un camino asfaltado, pasando junto a varios caseríos. El firme se va cubriendo de piedrilla, y llegamos a un paso canadiense y una primera bifurcación, donde un poste indica que hay que seguir por la izquierda. Como el PR es relativamente nuevo, todo está tan bien señalizado que nos sobran mapas y GPS, basta con seguir las marcas.

Paso canadiense y bifurcación
En el siguiente desvío hay que seguir por la derecha junto a una casita, para girar después a la derecha en una curva junto a otro panel informativo, y continuar bajo un frondoso arbolado de ribera donde destacan los avellanos. Dejamos por la izquierda una especie de depósito de aguas de piedra y cruzamos un puentecito de madera.

Poco después salimos a zona despejada junto a una especie de pequeña cantera. El camino sigue cómodo y recto, con unos bancos y varios carteles que informan sobre el encinar y la cercana cueva de los Champiñones. Junto a una barandilla de madera hay una caseta, y justo detrás un puentecillo de hierro. Aquí termina la pista, que ya era de gravilla y tierra, y nos adentramos en estrecha senda bajo un cerrado bosque, y siempre pegados al arroyo. Tras un pequeño tramo más abierto bajo un pinar, cruzamos una puerta y entramos en la zona más vistosa.

Esta parte del camino resulta enormemente atractiva: el regato va serpenteando entre piedras con verdín y hermosos helechos, esculpiendo a veces la roca, y siempre a la sombra. El senderito es estrecho y algo embarrado (ojo a las épocas de lluvia), pero muy entretenido. Lo cierto es que las fotos –hechas con un móvil rancio- no le hacen justicia a la belleza del entorno.



Tras una breve ascensión en línea recta, llegamos a otro puentecito de madera, donde las marcas nos dirigen hacia la izquierda. Pero, aunque parezca lo contrario, tenemos que seguir subiendo, ahora alejándonos del cauce fluvial. Pasamos una zona rocosa, una nueva puerta (hoy atravesaremos unas cuantas, de muy diversos formatos), y poco más adelante empezamos a descubrir algunos de esos gruesos troncos de castaños, de formas caprichosas y a veces fantasmagóricas, que siempre aparecen en las fotos.  

San Bartolomé en Lexarza
Desembocamos finalmente en un claro con una valla metálica a la derecha y otro camino que sigue subiendo, y giramos a la izquierda. Continuamos por la pista, que seguimos en dirección a un viejo caserío, hasta alcanzar el barrio de LEXARZA. Por encima hay otra casa y unos metros más adelante, la ermita de San Bartolomé. Es una construcción verdaderamente extraña pero interesante. Ni siquiera tiene cruz, pero creo que la ausencia será obra de gamberros, porque el mojón donde se indica el año 1.212 (nada menos) está también derribado, y tampoco está un cartel que he visto en alguna web. Todo este desaguisado era así al menos hace unos meses.

A nuestra espalda emerge el Eretza –que desde aquí no parece tan fiero- y por la izquierda asoma el Pico de la Cruz. Por la izquierda tenemos una impactante imagen del afilado perfil del Gallarraga, que parece inexpugnable, y que seguiremos viendo un buen rato.

Estrada
Seguimos unos metros de pista para abandonarla enseguida y tomar otro camino por la derecha. Algún sorprendente castaño más, y avanzamos después por una especie de corredoira (estrada) entre fincas y algunos pastos, para entrar en un nuevo pinar con pasillo herboso. Descendemos unos metros y pasamos una puerta manufacturada con paso lateral, hacia una curva con alguna vista parcial sobre el Eretza. Otra vez el camino parece descender directo hacia el pueblo, y otra vez las marcas nos dirigen por una desviación a la derecha.

Ahora vamos por sendero más estrecho, cerca de algunas granjas, pasando otras tres puertas (llevamos el recuento?) y un abrevadero que podría ser la fuente del Avellano. Ahora vamos terminando el retorno por la ladera Oeste del barranco (bordeando las estribaciones de Ganzabal), donde según el mapa se localizan efectivamente hasta siete fuentes, y así hemos ido cruzando sucesivas zonas más o menos embarradas producto de estas escorrentías.

Vista sobre el Gallarraga
Ahora empezamos a bordear la punta de esta elevación, y de inmediato tenemos Sodupe por la izquierda a la vista, siempre con el imponente Gallarraga al otro lado del valle, flanqueado por Aguilatos, Kiputxeta y algunas elevaciones menores. Parece que estamos muy cerca –aunque elevados bastantes metros-, pero empezamos a girar cada vez más hacia NW. El camino es sencillo y está marcado de forma que no hay posibilidad de error.

Alcanzamos así los primeros dos caseríos del barrio de GOIKURIA (o Goikouria), el primero Okarantza, de fachadas lustrosas y llenas de flores. Tras pasar junto a un corral, salimos a la carretera, que no es la general
Caseríos en Goikouria
sino un camino vecinal. En una placita hay nuevas señales y una fuente. Giramos a la izquierda, y por la derecha se divisa enseguida la ERMITA de San Pedro Apóstol de Goikouria, que podemos acercarnos a examinar.

En un tramo que se hace algo largo, pasado un lavadero y varias casas, nos adentramos ya en el mismo casco urbano de Sodupe, y por la derecha tenemos la estación de FEVE. De aquí al parking del barrio de Iorgi, donde hemos comenzado, habrá unos 500 metros en los que recorremos casi toda la longitud del pueblo.

En cosa de dos horas hemos hecho el itinerario completo, en el que habremos recorrido una parte muy interesante de las laderas que rodean esta parte de Sodupe. Una ruta entretenida y variada, de la que destacamos especialmente lo que es propiamente el recorrido junto al cauce del Grazal, absolutamente delicioso. Y, concluido el pateo, Sodupe se nos ofrece como pueblo bien acogedor que es, para nuestro habitual aperitivo après-marche. 

martes, 11 de noviembre de 2014

La Rasa

Las elevaciones más occidentales de los montes de Triano, o de Galdames, se asoman al valle que dibuja el río Barbadun en su camino hacia las marismas de Muskiz y el Cantábrico. Como casi todo el resto del macizo, sus laderas albergan numerosos restos de la febril actividad minera que dominó toda la región hasta mediados del siglo pasado. Todas estas cimas presentan altitudes más modestas que las cumbres más orientales, y su tipología es sumamente variada, desde picos más o menos abruptos hasta grandes extensiones calizas, o perfiles herbosos o redondeados.  

Desde el Centro de Interpretación Ambiental de Peñas Negras un tranquilo paseo nos permite conocer algunas de ellas, contemplando paisajes que enlazan el litoral con los montes de las Encartaciones.


                DISTANCIA: 6 km.
            DESNIVEL: 145 m.  (460-606) 
DIFICULTAD: Muy Baja 3  (1-2-0)
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: CIA Peñas Negras
            VIAS: carretera, camino asfaltado, senderos de tierra y gravilla, pista de cemento
           ACCESOS: En coche, desde Bilbao a Trapaga por la A-8 y N-634. En el cruce frente a la iglesia se gira a la izquierda hacia La Arboleda por la BI-3755. Pasado el parking, se gira a la derecha por detrás de las escuelas, y después a la izquierda, para tomar la carretera que asciende, hasta llegar a Peñas Negras (1,5 kms.) También por la A-8 hasta salida Gallarta. Junto al polígono El Campillo se toma la N-634 y N-639 (indicaciones de Meaztegi Golf) y posteriormente BI-3756 hasta La Arboleda, y de ahí mismo itinerario.
En transporte público, a Trapaga Bizkaibus A3144, A3336 y A3337 y RENFE línea C2 estación de Trapagaran. De aquí a Larreineta, funicular de La Escontrilla, siguiendo la BI-3755. De Larreineta a La Arboleda, bus A-2221, y de aquí Peñas Negras, itinerario antes indicado, o seguir la ruta señalada en la entrada Peñas Negras
TRACK:  Wikiloc                     
Más info:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 23





Inicio del camino
            Al Centro de Interpretación de Peñas Negras se puede acceder en coche por la ruta indicada en ‘Accesos’, pero también a pie en un agradable paseo que describimos en la primera parte de la entrada que obviamente llamamos Peñas Negras. Es uno de esos lugares que sirven de campo base avanzado para hacer incursiones por zonas amplias, además de contar con servicios adecuados, parking, pequeña zona de esparcimiento, información sobre el entorno y, sobre todo, bar.

Desde el aparcamiento tenemos a la vista un panel informativo junto al cual arrancan dos caminos. Tomamos el de la derecha, un sendero de tierra en moderada subida, y seguiremos las balizas que de momento son tricolor (rosa, morado y naranja) para empezar a adentrarnos en el monte. La primera parte de la subida es la más abrupta, con las únicas pendientes significativas de toda la jornada, por encima del 25% aunque sólo durante unos pocos metros.

Peñas Negras
Cruzamos primero una amplia pista que se dirige hacia La Brena, y pasamos después una pequeña ‘ese’ en cuya segunda curva tenemos a la izquierda el pequeño roquedo que da el nombre a Peñas Negras. Encaramándonos un poco, tenemos una buena vista sobre el barranco del Cuadro, a donde caen las laderas norteñas de buena parte de los montes de Triano. Dejamos después otro camino por la izquierda y un trazado herboso por la derecha, y accedemos ya a una larga pista que nos lleva, casi en línea recta, en dirección Oeste durante casi dos kilómetros, como ya indicábamos en la entrada Pico Mayor.

Con algunos tramos bastante descarnados, la ladera hacia la derecha está ocupada por una explotación forestal intensiva, razón por la cual hace unos pocos años carecíamos casi por completo de vistas, mientras que ahora las tenemos diáfanas y sumamente amplias: por el norte vamos observando algunas de las localidades de la margen izquierda, desde Trapaga hasta Muskiz, el Serantes, Lucero, parte del Abra y la línea del Cantábrico en el horizonte.  Lo cierto es que todo ello nos ameniza un poco la subida, que es muy suave pero también larga y algo monótona; o sea, aburridilla si lo que buscábamos era diversión montañera, amable y adecuada si queríamos un paseíto sin complicaciones.

Collado y Peña San Juan
Finalmente encontramos una bifurcación, donde las marcas rosas nos abandonan por la izquierda, rumbo a Peña Pastores, y nosotros seguimos de frente. En unos minutos accedemos a un collado, donde por la derecha podríamos ascender en unos diez minutos a la elevación llamada El Gallo, con un buzón con la forma del animal, aunque sin vistas. Pero seguiremos una vez más los postes, que ya nos quedan sólo con el color naranja del itinerario 7 de Peñas Negras, y giramos a la derecha. Avanzamos ahora por terreno más o menos despejado, ignoramos un par de desvíos y pasamos junto a la fuente de Maceo. Por aquí se pueden observar los muros y restos de la casa del tal Maceo, así como del plano inclinado de La Cadenilla. Son algunos de los muchos vestigios mineros que pueden encontrarse en toda la zona.

Cerca de la cima
Pasamos una bajadita pedregosa, tras la cual el camino gira a la derecha y, tras cruzar un pequeño regato y unos metros de ligera subida, vuelve a salir a otro colladito. Por la derecha continúa una pista que desciende hacia el valle del Barbadun, y por ella podríamos continuar un trecho para después remontar la ladera por la izquierda; pero es más sencillo continuar de frente, prácticamente sin camino, por un rellano herboso entre pinos, que avanza en dirección NNW.

Poco después de salir a terreno abierto, divisamos ya el vértice geodésico, y alcanzamos  nuestra cima de LA RASA (627 m.), también conocida como Peña Parda. El punto más elevado debe encontrarse realmente unos metros atrás, seguramente entre el arbolado pero, como es habitual, consideramos que la cumbre está situada donde se encuentra el mojón y el buzón.


VARIANTE: Siguiendo la misma trayectoria, un visible senderito nos conduce, tras una potente bajada y nueva (moderada) ascensión, al cercano Pico Ventana (o Ventuña), con excelente panorámica sobre el valle de Somorrostro y el curso del río hasta Sopuerta. También se puede acceder a él siguiendo la pista que hemos comentado antes.

OTRA VARIANTE: Una ruta clásica es también continuar el itinerario naranja, que se prolonga hasta la ferrería del Pobal, ya en el valle, con o sin la ascensión antes citada. Eso sí, hay que pensárselo desde el principio, porque ya estamos hablando de una travesía, por lo que hay que tener bien organizado el tema de los transportes.

Aunque las vistas están ligeramente limitadas por las elevaciones vecinas (Ventana al norte y San Juan al sur), tenemos una buena perspectiva sobre parte del valle del Barbadun y buena parte de los montes encartados. 

La verdad es que cuando hicimos las fotos las vistas eran las que se ven ahí arriba, o sea, ninguna. Pero bueno, esto ocurre a veces cuando vamos al monte y, sin embargo, nos sigue gustando. Para compensar, ponemos esta imagen, que queda mucho más lucida.

Con todo, de no haber optado por otras posibilidades, hacemos la ruta de vuelta por el mismo camino. No debemos desechar una visita para conocer las informaciones que sobre la zona minera se nos ofrecen en el CIA de Peñas Negras, y disfrutar un ratillo de la zona verde adyacente. 


Como es sabido, en este blog siempre metemos las gomas a quien se nos ponga a tiro; pero tampoco nos cortamos cuando hay que alabar un buen trabajo. En este sentido, ya hemos comentado en otras ocasiones que el diseño, marcación y mantenimiento de los itinerarios de Peñas Negras resultan impecables. O sea, que podemos olvidarnos de mapas y track y seguir ciegamente las balizas multicolores, que con ellas siempre llegaremos a buen puerto.

Y a propósito de todo esto, tenemos a vuestra disposición un interesante folleto sobre los itinerarios balizados por la zona. Está en pdf y no sabemos si se puede colocar de alguna forma en el blog, así que nos lo podeis pedir al correo ibilkat@gmail.com 

viernes, 31 de octubre de 2014

Camino' 87 21ª Jornada: Palas de Rei - Arzua (28 kms.)




Dejamos Palas de Rei siguiendo la N-547, que en seguida se abandona para tomar caminos por entorno más natural. Nuestra particular bitácora cita entonces el castillo de Pambre (la página incluye video para quien no lo conozca), y el pazo de Ulloa (se supone que relacionado con la famosa novela); pero ponemos en duda la exactitud de lo señalado, porque estos dos edificios históricos, aunque están dentro del municipio de Palas, creemos que se encuentran bastante más lejos, fuera de la ruta.

Pasamos enseguida SAN XULIÁN (km. 535) y MATO-CASANOVA, para después ascender el Porto de Bois, todo ello por senderos bastante solitarios, sumergidos en la naturaleza. Por cierto, hemos leído en este blog que el tal Xulián mató por error a sus padres, y sólo al cabo de mucho tiempo de trabajos y abnegación fue perdonado por la divinidad. Vamos, una historia que recuerda un montón al legendario Teodosio de Goñi, uno de nuestros personajes favoritos.

Un par de kilómetros después nos encontramos el primer mojón de la Diputación de A Coruña, otro acontecimiento. Entramos en la última de las seis provincias de la ruta, a menos de 60 kilómetros de la meta. Esto ya es para no creerselo, parecía imposible pero lo estamos consiguiendo, estamos ya ahí mismo.

En tierra coruñesa nos espera LEBOREIRO (km. 541), de donde el relato destaca el ‘templo románico de Santa María’ (de las Nieves, suponemos). El bonito dibujo que hemos ‘capturado’ por ahí es una imagen típica de este lugar, con un cabazo (gran cesto de funcionalidad similar al hórreo) delante de la citada iglesia. El camino sale a terreno despejado para bordear un par de zonas industriales y, pasando FURELOS, nos lleva a MELIDE (Mellid, km, 546), notable localidad a la que servidor recuerda haber llegado a las siete y pico de la tarde, con  el termómetro marcando 38º, por lo que no guardo muy buen recuerdo.

Melide
Habiendo recorrido unos 14 kms. desde Palas de Rei, estamos exactamente a mitad de etapa lo que, coincidiendo con una población relativamente grande y con servicios, se presta a escala técnica de cierta duración; aunque ya sabemos que a los montañeros y senderistas que solemos llamar 'pata negra' no les gustan nada estas paradas, porque dicen que se queda uno frío. Y en ocasiones hay que reconocer que tienen razón.

Así que salimos en dirección paralela a la antes citada carretera N-547, a la que a veces nos aproximamos, y de la que nos alejamos otras. Superamos PENAS y BOENTE, hasta alcanzar, en unos 8 kms. desde Melide, CASTAÑEDA (km. 554). Vamos casi siempre por un ligero tobogán, con pendientes suaves y cortas, pero que, a fuerza de reiteradas, castigan las piernas.

Una subida especialmente dura (sobre todo por la carga de distancia que ya llevamos) es la que debemos afrontar antes de bajar a RIBADISO. Pero, superado este tramo más un par de kilómetros adicionales, incluida una inolvidable recta por la desnuda carretera, arribamos finalmente a ARZÚA (km. 560), que no me dirán que no suena a nombre vasco total.

Iglesia de la Magdalena
Este núcleo urbano es más o menos del mismo tamaño que Melide, y nuestra hoja de ruta hace referencia a la iglesia de la Magdalena. A falta de más datos, y como no conocemos el pueblo más que de paso, apuntaremos que tiene una agradable plaza con arbolitos, lo que en verano resulta muy útil al caminante.

Vista aérea de Arzúa



Sólo hace un par de jornadas dejábamos atrás el mojón de los 100 kms, y hoy hemos entrado en A Coruña, parecía que todo estaba ya muy cerca; pero la etapa, de casi 30 kms., resulta extenuante, y el largo camino nos va despojando, hora tras hora, de la ilusión de los hitos superados. Es la dureza psicológica del Camino, donde los éxitos son efímeros, y nos humilla una y otra vez, obligandonos a sólo caminar, sin pensar en que vaya a ocurrir algo relevante porque pasemos el siguiente pueblo, el siguiente río.

Ahora lo que nos puede matar es la ansiedad. Estamos a sólo 35 kms. del destino final, pero no nos deben entrar las prisas. En el Camino, nunca.

viernes, 17 de octubre de 2014

Urizarmendi

Armintza es una pequeña y coqueta localidad pesquera perteneciente al municipio de Lemoiz. Una calle con varios bares y restaurantes nos conduce directamente al puerto, donde las embarcaciones se resguardan tras el poderoso rompeolas. El atractivo de este rincón marinero y su estupenda hostelería hacen que se encuentre repleto de visitantes los fines de semana.

Desde aquí iniciamos la marcha hacia Urizarmendi, una elevación modesta, aunque por su privilegiada ubicación proporciona algunas buenas panorámicas. Completamos la ascensión con una ruta circular por algunos interesantes parajes, escondidos de las carreteras y núcleos urbanos tan próximos.

                DISTANCIA: 8,2 km.
            DESNIVEL: 295 m.  (0-295)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Baja 5  (2-3-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Puerto de Armintza
            VIAS: Carretera, camino asfaltado, senderos de tierra y gravilla, pista de cemento
ACCESOS: En coche desde Bilbao, autopista dirección Mungia. Se toma después la BI-2120 dirección Plentzia hasta Andraka y aquí BI-2153 dirección Lemoiz/Armintza. También por Getxo y Plentzia, siguiendo después hacia Gorliz y Andraka. Bizkaibus A-3451 (hay que cogerlo en Las Arenas).
ENLACES CON Ermua
TRACK:  Wikiloc                     
Más info:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 3
  


       
       La línea de Bizkaibus nos deja en la BI-3151, en la misma entrada a Armintza, junto a la calle que desciende hacia el puerto (Portubidea). Así que, hayamos venido en transporte público o en coche, tomamos este lugar como punto de partida.

Cala a la salida de Armintza
Avanzamos por la propia carretera en dirección a Bakio (Este), y pasamos enseguida junto a la bonita iglesia de Santo Tomás. Por la derecha, un poste con señales indica dos caminos hacia Urizarmendi, y tomamos el más corto de ellos, siguiendo el GR-123, por lo que continuamos en la misma dirección, hasta salir del casco urbano, muy cerca de la cala. En una pequeña explanada, abandonamos esta vía para desviarnos por la derecha siguiendo un cartel que indica hacia el barrio de Gazitua.  

Ahora nos alejamos del mar y comenzamos a subir, todavía por el asfalto, pasando junto a varios caseríos y chalets. Llegamos al alto (GAZITUA) en una plazoleta con una placa muy urbana que indica ‘plaza Rafael Ciluaga’. Aquí mismo, junto a una casa de curioso diseño en madera clara, otra señal indica hacia nuestro objetivo por la derecha, lo que, unido a las continuas y muy claras marcas rojiblancas, no deja lugar a dudas. En unos metros, termina el asfalto y el sendero pasa a ser de tierra.


Ya nos internamos por el clásico camino terroso rodeados de eucaliptos, con el inconfundible aspecto muy semejante a otras zonas de esta parte de la costa. Hay que apuntar que, según hemos leído (y a veces, comprobado in situ) el crecimiento de los eucaliptos es realmente fulgurante, por lo que en un intervalo de muy pocos años, por estas laderas podemos tener, bien excelentes vistas sobre el tramo litoral más inmediato, bien ninguna en absoluto. 

Bajo los cables
En adelante viene quizá el tramo más confuso. La pintura del GR está más deteriorada o ha desaparecido y, tratándose de zona de explotaciones madereras, los caminos son numerosos, de tanto en tanto se abren algunos nuevos, y otros pueden quedar semiocultos entre restos de las talas. Como orientación general, diremos que obviamos el primer desvío por la izquierda (hay que evitarlo a toda costa, porque está lleno de arañas y zarzas), y seguimos en desnivel moderado y con buen firme. 

En las dos siguientes bifurcaciones tiramos por la izquierda y, tras un tramo algo más pendiente y con algo de piedra suelta, cruzamos un camino. Finalmente, alcanzamos una pista en un CRUCE, con una especie de barras metálicas con pintura naranja. Ya digo que las indicaciones pueden no ser muy exactas, aunque la zona tampoco presenta mucha dificultad para orientarse, y siempre podemos tirar de nuestro habitual principio de optar siempre por el camino que más sube.

Aquí iniciamos el tramo de ida y vuelta que se ve en el mapa, por el que alcanzaremos fácilmente la cima. Tomamos por tanto la pista hacia la izquierda, pasando a terreno abierto, y siempre en ascenso muy moderado. Dejamos una torreta eléctrica por la izquierda, y vamos describiendo primero una curva amplia hacia el sur, para seguir después justo por debajo de unos cables de alta tensión y en línea recta hacia otra torre.

Es posible que en esta segunda torre se encuentre la máxima elevación, pero para llegar al mojón hay que seguir por la izquierda, siempre por la pista. Perdemos algunos metros con algunas vistas sobre Jata, y poco más adelante descubrimos por la derecha el vértice geodésico y el buzón (URIZARMENDI, 295 m.) 

Como se puede observar, cuando hicimos la foto la cima estaba rodeada por arbolado de envergadura, y con una buena pared de helechos por el lado contrario (NE), con lo que apenas tenía vistas. No obstante, vease lo que antes hemos comentado sobre los eucaliptos y las explotaciones forestales, de forma que sería perfectamente posible encontrarnos el paisaje completamente abierto.

De todas formas, si continuamos bajando un poco por el mismo camino accedemos a un punto donde las perspectivas son bastante mejores. Aunque Jata y sus estribaciones nos tapan la vista hacia el Este, por el sur, en la lejanía, se ven con claridad los montes de Durango, Gorbea, el Ganeko, Eretza y los montes de Triano, una panorámica que sorprende en lugar tan alejado y, sobre todo, con tal escasa elevación.

Algunas vistas










Y algunas más





Emprendemos ahora el camino de vuelta, deshaciendo la última parte de la ruta. Esto nos permite descubrir algunas panorámicas que antes tuvimos a la espalda, primero Ermua por la derecha, luego por la izquierda hacia el oeste, Serantes, Castro, Cerredo y Candina y, en días claros, incluso podemos distinguir Santoña y Cabo de Ajo. Regresamos así al CRUCE de las marcas naranjas, y continuamos ahora por la izquierda para completar la ruta circular.

Antena en Ugartemendi
El camino es llano y más arenoso, y se dirige hacia una antena que alcanzamos poco después, ya en bajada. Estamos en la antecima de UGARTEMENDI, y ya tenemos nuevas vistas hacia el oeste: el valle donde se asienta Lemoiz (barrio de Urizar), los montes que se pierden hacia Cantabria, y parte del puerto de Santurtzi.

Seguimos la pista en descenso cada vez más pronunciado, primero de gravilla y más abajo de cemento, describiendo un amplio zigzag, hasta llegar a un par de caseríos (Ugartegoikoa y Ugartebekoa, en la original nomenclatura que es habitual) y un cruce múltiple, todo ello muy cerca de la carretera. Justo entre los dos hermosos edificios encontramos un senderito y de inmediato nuevas marcas del GR, que nos van a guiar en adelante.

Camino a la sombrita

Nos internamos por una preciosa senda bajo arbolado, pegados al arroyo Amorraga (o Andraka), bajo la sombra fresca de especies de ribera, es decir, una cosa totalmente diferente de lo visto en la parte alta del monte, como si fuera un lugar muy lejano. El paseíto es una gozada, a veces muy cerca del lecho del río, otras aproximandonos a caseríos o invernaderos, o pegados a algunos vallados, pero siempre por entorno
Junto al arroyo
tranquilo y sumamente agradable. En la zona parece que existían un par de molinos, y dice Iturriza, en su célebre 'Historia general de Vizcaya', que todas estas tierras pertenecían al marqués de la Torrecilla. Pues qué suerte, el marqués. 

Las marcas rojiblancas son en esta zona muchas, claras e impecables, con lo que no hay pérdida posible. Dejamos por la derecha un par de desvíos que se dirigen a los altos, y nos vamos acercando a la carretera, ya en los aledaños de Armintza. Cruzamos primero un puentecillo de madera y después otro más largo, y seguimos pegados ya al asfalto, con el río ahora por la derecha. El senderito desemboca en la misma carretera, junto a una parada de Bizkaibus; pero, en vez de continuar por el asfalto, aquí mismo giramos a la derecha, en dirección a los caseríos de GOIKOLEA.



Otra vez cruzamos el río, transitando entre huertas y frutales y, junto a una langa, en vez de salir a la carretera, tomamos otro senderito por la derecha que va siguiendo entre huertas y frutales. En definitiva, un camino bien bonito como alternativa a la carretera, por donde salimos finalmente al casco urbano junto a unos bloques de viviendas, dando por finalizado el paseo.

Ahora sí es el momento de dedicarle un ratillo a visitar Armintza. Aparte del inevitable paseo por el puerto y el rompeolas, los bares de la calle indicada al principio nos reciben con buen ambiente e inigualable aperitivo y, si se tercia, hasta una buena jamada.

Y, si acaso nos hemos quedado con ganas de pateo y paisajes, nada mejor que subirnos a la Atalaya, con el pueblo, el puertecito y la inmensa mar océana a nuestros pies. Fantástico.