sábado, 7 de septiembre de 2013

Kolitza

Situado en el extremo oriental de los montes de Ordunte, pese a contar con menos envergadura que sus cumbres vecinas, el Kolitza es el monte de referencia del sur de las Encartaciones. Desde su cima, que domina buena parte del occidente vizcaino, se llamaba a Juntas Generales a toda la comarca, por lo que se cuenta entre los cinco bocineros del territorio. Y es al mismo tiempo uno de los destinos montañeros clásicos, imprescindible para los aficionados a las carreras de montaña.

El ascenso más habitual parte de Balmaseda, en un recorrido asequible y variado que nos permite, una vez alcanzados los casi 900 metros de altitud, disfrutar de extraordinarias vistas que alcanzan hasta el Cantábrico y Picos de Europa.

DISTANCIA: 8,5 kms 
DESNIVEL: 600 m. (280-879)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Media-Baja  8 (5-3-0) 
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Bº Pandozales (Balmaseda)
VIAS:  Pistas de cemento y grava, senderos de tierra
ACCESOS: De Bilbao a Balmaseda, por el corredor del Kadagua. Hay que dejar por la derecha el casco urbano, circulando por la izquierda del río, hasta el puente nuevo. Aquí se retrocede hasta llegar a la zona peatonal, donde se gira a la izquierda, subiendo la carretera hasta Pandozales. Bizkaibus A0651 (Termibus) y FEVE estación Balmaseda, después unos 2 kms. a pie hasta Pandozales.
Más info:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 39-40





Por lo visto, Balmaseda fue la primera villa fundada en Bizkaia. De gran importancia comercial en la Edad Media, como lo atestigua su casco histórico y por supuesto el famoso Puente Viejo, su relevancia económica y estratégica fue oscilando con el tiempo, pero siempre manteniendose como cabecera de las Encartaciones e importante conexión con Castilla a través del cercano Valle de Mena.

Pandozales
Del mismo núcleo antiguo parte la carreterilla que asciende al barrio de Pandozales, donde fijamos el punto de inicio de la ruta. Se trata de un puñado de casas situado en la ladera norte del barranco que forma el arroyo Kolitza. Si hemos venido en coche, aquí se puede aparcar sin problema, junto a una campita con bancos y una pequeña ermita que parece recientemente restaurada. Al lado contrario de la quebrada tenemos el pequeño cordal de Sabugal, que parece desprenderse del propio Kolitza, con varias cumbres que rondan los 650 metros.

Camino de subida
Tomamos la pista de cemento que sube con un par de curvas, y unos metros más arriba hay un pequeño aparcamiento, por la derecha del cual sale un camino, que ignoramos. Continuamos unos minutos más por esta carretera, con vistas a nuestro objetivo, en el que podemos distinguir al fondo la inconfundible ermita cimera.

Enseguida (CRUCE-1) tenemos que torcer a la derecha, guiados por uno de los numerosos carteles que iremos encontrando, lo que deja clara la popularidad del recorrido. Subimos por una especie de torrentera por donde en época de lluvias baja abundante agua, con zonas anegadas que se combinan con piedra suelta y tramos embarrados, con lo que avanzamos de continuo sorteando los obstáculos. Pasamos una bifurcación donde seguimos por la derecha (CRUCE-2), y salimos a una pista más ancha, que tomamos hacia la izquierda (CRUCE-3).

Hay que decir que las indicaciones casi resultan ociosas, porque el camino está perfectamente marcado (y de manera profusa y muy visible) con la pintura roja y blanca del GR Vuelta a Bizkaia, además de diversos cartelitos en varios puntos, con lo que es imposible perderse. Seguramente la sucesión de indicaciones se debe a una romería que se celebra en la cima, con lo que quizá accede gente no muy habituada al monte.

Fuente de Las Pocillas
La pendiente no es fuerte, pero sí continua y, junto con lo algo tortuoso del firme, requiere algún esfuerzo. A cambio, el entorno resulta realmente agradable, circulando siempre bajo abundante arbolado por trazado muy montañero, aunque con escasas vistas.

En un cruce junto a la fuente de Las Pocillas seguimos el camino de frente (CRUCE-4), desechando el que baja por la izquierda, y siguiendo siempre las marcas. Volvemos a cruzar otra pista, y el siguiente tramo nos trae grandes lajas de roca desnuda que invitan al resbalón, encontrandonos en zona más bien sombría y húmeda.

El camino sale después a terreno algo más abierto, con pinos jóvenes, y ahora sí vemos con claridad por la izquierda la silueta del Kolitza, coronada por la ermita, con un cono final que promete diversión.

Cima a la vista
Dejamos por la derecha un desvío hacia La Estación (7 kms.), que no sabemos lo que es, por donde parece que sigue el GR, y luego otro por la izquierda hacia la fuente de Kalera, por donde debe estar también algo que tiene la inquietante denominación de Cruz de las Ánimas. Por esta zona encontraremos también varios mugarris, que marcan el límite entre Balmaseda y Artzentales (claro, la anotación geográfico-administrativa que casi nunca falta en el blog).

Tras un trecho a cielo abierto con sendero en que afloran las raíces, salimos a una pista de gravilla. Estas pistas suelen resultar aburridas cuando se circula mucho rato por ellas, pero en esta ocasión sirve de relax. Serán unos pocos metros, pero es camino digamos civilizado, con muy suave pendiente, y ya vemos dónde estamos: hemos recorrido la ladera norte del barranco y al otro lado del mismo reaparece el cordal que hemos visto al principio.

Dejamos la pista guiados por otro cartelito (DESVIO) y acometemos unas curiosas escaleras de piedra y madera, muy prácticas para evitar el patinaje sobre el barro. Por la derecha queda una charca vallada, y circulamos por la amable zona verde del Campo del Espino, collado que constituye el piedemonte del Kolitza. Por la derecha se ven un par de lomadas verdes, y otro tramo de escaleras nos conduce a una bonita fuente de piedra, con katilu pero sin caño.

Fuente y puerta
Por la izquierda arranca un sendero con una valla con escalera, y aquí se inicia la subida final, y lo más entretenido de toda la ruta. En efecto, vamos ganando altura rápidamente, por sendero estrecho y de buen desnivel, describiendo sucesivos zigzags, con panorámicas cada vez más amplias.

En realidad, vamos rodeando el monte hacia su vertiente norte o noroeste. Por detrás asoma ya el Burgueño, con sus 1.000 metros largos y su aspecto oscuro e intimidante. A su vez las palas, tras un pequeño llano, van siendo más severas, pero finalmente accedemos a la ermita por su parte trasera, tras atravesar otra puerta-escalera.

Estamos ya en la campita cimera (KOLITZA, 879 m.), con el correspondiente mojón, y la ermita de San Roque y San Sebastián, visible desde grandes distancias. El edifico, reconstruido después de la guerra, tiene un bonito pórtico –agradable para resguardarse cuando hace mal tiempo- y dos puertas, una que parece más antigua que la otra. El buzón está incrustado en el muro y hay varias placas.

Mojón y ermita en la cima

Si hablamos de las vistas, empezaremos por decir que cuando hicimos las fotos, lo que se veía hacia poniente era esto:

O sea, nada en absoluto. Pero a poco que acompañe la meteorología, las perspectivas son formidables. Hacia el oeste se extienden los montes de Ordunte: el más cercano, Terreros (que podemos alcanzar en pocos minutos de fácil camino), el ya visto Burgueño, y el cordal que sigue hacia Zalama, con Picos de Europa al fondo. Tras la depresión que cae hacia el Kadagua destaca la antena sobre la cima del encartado Garbea, y Ubieta algo más lejos. Por el sur, el valle de Mena y la sierra de la Magdalena, y hacia el norte, los montes que limitan el Gran Bilbao y, girando hacia poniente, los macizos de Armañón y los Jorrios, Peña Ranero…

Todo un fantástico panorama que nos resume la espléndida pano que nos tomamos prestada de 12meses12montes (link arriba), 


así como el video que, para no perder la costumbre, es de Biendealtura (hay otro más largo, pero con un zoom un poquillo mareante). Pero algún día cumpliremos la promesa de hacer nuestro propio video, palabra.



VARIANTE: Para el descenso, como alternativa al camino de subida, tenemos la pista de piedrilla por la que hemos transitado unos metros, que llega prácticamente hasta la cima por el collado que la separa del Terreros. Si la usamos para la bajada, evitaremos los fuertes desniveles del último tramo, y retomaremos la ruta en el Campo del Espino.

No deberíamos finalizar la jornada sin dedicar un rato a conocer mejor Balmaseda. Además del interés histórico que ofrece su casco antiguo, el acogedor ambiente de la villa encartada, donde podemos comer, pasear o tomar un cafecito u otro reconstituyente (Brutecil 500, que decía un amigo), hará posible que nuestro plan termine por rozar la perfección.

2 comentarios:

  1. Bonito monte, de los primeros que hice, y con buenas vistas. Acompañé al kolitza llegando hasta el Burgüeño, y para la vuelta bajé por la pista de grava, que se hace interminable.

    lástima no haber podido disfrutar de un día despejado


    un saludo!!!!!!

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  2. Hola Pedro. Alguien nos dirá algún día si lo correcto es Burgueño, Burgueno o Burgüeño, cada uno lo decimos de una forma, jeje.

    La verdad es que el Kolitza con niebla resulta también muy atractivo, aunque nos perdamos las vistas. En general, los montes con niebla me parecen superbonitos.

    Saludos.

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