lunes, 11 de marzo de 2013

Camino '87 1ª jornada: Santurtzi-Balmaseda (28 kms.)



Así que el 1 de julio el contingente se puso en marcha a las 10 de la mañana –dicho sea de paso, hora bastante tardía para acometer una pateada más o menos larga. Como es lógico, semejante iniciativa en una localidad relativamente pequeña y con un grupo de chavales del pueblo dio lugar a una notable movilización de familiares, vecinos y curiosos. Según cuentan las crónicas, hasta alguna autoridad municipal se personó en el evento, y la prensa se hizo eco del asunto con cierta profusión, como ya vamos viendo. (Como la foto es antigua y digitalizada en un escaner cutre, no se ven bien las caras; pero aún así, si a alguien no le apetece, que nos lo comunique y le pixelamos al instante)

Toda esta parafernalia, más la agitación previa, organización de la movida, ánimos y declaraciones de apoyo, parece que desconcertaron un poco a nuestros amigos, que unánimemente reconocen después que no tenían ni idea de dónde se estaban metiendo. Sí, tenían experiencia de algunas rutas montañeras, pero esto es una cosa completamente distinta, como no tardarían en comprobar.

Virgen del Carmen en Santurtzi
La primera jornada cubre el trayecto entre Santurtzi y Balmaseda (28 kms., según su propia medición, por cierto bastante exacta). Empiezo por un comentario personal. Naturalmente, el Camino se puede hacer como a uno le dé la gana, hay quien lo hace en bici, por tramos sueltos y hasta en coche (!). Lo más normal cuando se quiere hacer ‘entero’ es partir desde Roncesvalles-Orreaga, por donde se supone que entraban en la península los peregrinos que venían de Europa. Pero a mi me parece que quien quiera hacerlo de verdad completo debería iniciarlo en su propio pueblo. ¿O alguien supone que un peregrino de la Edad Media se iba a ir hasta el Pirineo navarro para empezar a andar desde allí? Pues no. Uno va a Compostela desde donde viva.  

Bien, pues aquí, en el mismo puerto de Santurtzi (supongo que por darle más simbolismo), empieza lo que uno de los chicos describió como ‘el paseo más largo de mi vida’, muy bilbaino él.

Como desconocemos el itinerario exacto, hemos trazado el mapa a brocha gorda y siguiendo el trazado más sencillo y corto, siempre por carretera. Así, en unos 8 kms. de ruta sin desniveles importantes, suponemos que por Kabiezes y Nocedal, llegamos a MUSKIZ. Los primeros kilómetros siempre son fáciles, echa uno a andar con ánimo y buen rollo, y las fuerzas intactas; además, los chicos se mueven por lugares que seguramente conocen, la gente les mira y van en un grupo grande. Cabe imaginar risas y charleta distendida. Pero seguramente ni se han planteado lo que vendrá más adelante y, sobre todo, sus dimensiones.


Ferrería de Pobal
De Muskiz seguimos hacia el sur por el valle del Barbadun, por donde discurre la BI-2701 en dirección a Galdames. Hoy en día quizá remontaríamos desde Santelices para tomar la Vía Verde y recorrer así tranquilamente unos 8 ó 9 kms. lejos de la carretera, hasta Atxuriaga; pero claro, la Vía Verde entonces no existía ni en proyecto, y vaya usted a saber lo que se encontraría uno por allí. Así que la comitiva siguió seguro por el asfalto.

Además, como llevaban encima inquietudes culturales, hubo una parada en la ferrería de POBAL (km. 10) que, según la crónica del viaje, se encontraba ‘en estado lamentable’. Lo que hoy es una instalación restaurada que recibe numerosas visitas, entre ellas muchas de escolares, parece que en esa época se encontraba en estado ruinoso.

Casa de Juntas
Continuamos siempre en la misma dirección, dejando Montellano por la derecha, pasando Arenao y Mercadillo, ya en Sopuerta y, finalmente, tras un tramo de moderada subida, la Casa de Juntas de AVELLANEDA (km. 18), con nueva parada. El narrador explica que el magnífico edificio les pareció bonito, pero la visita ‘mal explicada y con peor talante, por parte del encargado’. Es decir, que el elemento cultural del Camino estaba siendo, de momento, un poquillo desalentador. Y es que en 1.987 no existía esa fiebre por cuidar al turista que se nos introdujo con el ‘efecto Guggenheim’, y que alguien se interesase por nuestros monumentos debía parecer una cosa más bien insólita.

Pero seguro que al menos este intermedio serviría para que algunos recuperaran el aliento, porque la distancia recorrida, con un buen pedazo de mochila encima, empieza a ser respetable. El cuerpo todavía no está habituado y la cabeza menos, y todavía quedaba como un tercio de la jornada.

Dejando por la izquierda los accesos a Zalla, seguimos para enlazar con la BI-630, por la que pronto nos aproximamos al curso alto del Kadagua, lo que nos acerca ya al objetivo.

Vamos ahora perdiendo la altitud que antes remontamos para, bordeando el Garbea, entrar finalmente en BALMASEDA (km. 28), fin de la primera jornada. Al llegar a una población de cierta importancia, y además bastante cercana, se supone que no encontrarían problemas logísticos para el alojamiento. Porque meter a veinte tíos en sitio para pasar la noche no es algo sencillo, y ahí estribaría uno de los principales obstáculos que se iría repitiendo.

Puente Viejo de Balmaseda
Los viajeros dejan reseña de la iglesia gótica de San Severino (parroquia en la que además se sella la credencial) y, por supuesto, el Puente Viejo (románico del XIII), que en cuanto a emblemático se refiere, es algo así como San Antón para Bilbao.

Aquí apuntamos que recientemente hemos visto señales (y flechas amarillas) del Camino en Balmaseda. Como estamos muy lejos tanto del camino francés como del de la costa, cabe suponer que estas indicaciones corresponden al llamado Camino primitivo o de las Montañas, sobre el que nos ilustra muy bien esta página. Según se indica, parece que originariamente los peregrinos seguían una ruta al norte del Camino francés, siguiendo las viejas calzadas romanas, itinerario que sí pasaría por esta zona. Aunque dudo mucho que nuestros amigos conociesen todas estas cuestiones.

San Severino
Otra posibilidad es que se trate de la señalización de un enlace desde Bilbao, de los varios que se han marcado desde algunas capitales. En todo caso, cabe preguntarse si tal proliferación de Caminos como estamos observando no generará más confusión que efectos beneficiosos. Pero en fin.

Podemos imaginar que el alivio lógico de haber alcanzado el primer objetivo se vería quizá empañado por algún negro pensamiento, en plan ‘estamos reventados por un día de caminata, menos de 30 kms. y sin apenas obstáculos… y tenemos por delante otras veintitantas jornadas, por caminos desconocidos, hasta completar casi 600 kms.!’

Pero bueno, lo más seguro es que, compartiendo la aventura con los amiguetes, se dedicasen a explayarse y trasegar unas cañas, más que a oscuras elucubraciones sobre su futuro más cercano.

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