lunes, 10 de septiembre de 2012

Embalse de Oiola

El barranco del Cuadro separa las cimas de los montes de Triano de las zonas más humanizadas y de perfiles más suaves donde antaño se concentró la mayor parte de la actividad minera de la comarca.

El embalse de Oiola, construido a principios de los años 60 del siglo pasado, recoge las aguas de esta pequeña cuenca, conformando con las cumbres cercanas, los vestigios de la minería y el entorno rural, un variado y reconfortante paisaje que podemos recorrer en una ruta sencilla y cómoda.

DISTANCIA: 6,2 kms 
            DESNIVEL: 140 m. (465–323)
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (1-2-0) 
ITINERARIO: circular   Inicio y final: La Arboleda
VIAS: Camino asfaltado y senderos de tierra
ACCESOS: De Bilbao a Trapaga por la A-8 y N-634. En el centro del pueblo se gira a la izquierda hacia La Arboleda por la BI-3755. De aquí se toma la carretera a la izquierda del pueblo, en ascenso hasta el cementerio. A Trapaga, también en Bizkaibus A3144, A3336 y A3337 y RENFE línea C2 estación de Trapagaran. De aquí a Larreineta se puede tomar el funicular de La Escontrilla, y de aquí a La Arboleda el bus A-2220.
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 23



El pintoresco barrio de Zugaztieta-La Arboleda es un antiguo poblado minero situado en un lugar privilegiado del entorno montañoso de Triano-Galdames. Nada queda de la intensa actividad industrial y la extrema dureza de las condiciones de vida de épocas pasadas, y hoy en día este pequeño núcleo es destino de esparcimiento dominical, rodeado de amplios y espectaculares espacios verdes que la naturaleza ha ido recuperando.

Cementerio de La Arboleda
Partimos de la plazoleta junto a la iglesia de Santa María Magdalena, que abandonamos por la izquierda según miramos al kiosco, para tomar una carretera asfaltada que sube con moderada pendiente. No abandonamos esta dirección, prácticamente en línea recta, hasta llegar al CEMENTERIO –los más perezosos pueden llegar hasta este punto en coche, donde se puede aparcar sin problemas. Aquí nos sorprende la sugerente decoración de su tapia exterior, con un bonito mural a base de árboles bajo el rótulo de ‘El bosque del cielo’, que sirve para sustituir por sosiego el punto tétrico de estos recintos.

Ahora tenemos que rodear el cementerio por el lado derecho, para salir a un camino, junto a una verja y una alambrada, donde giramos a la izquierda, guiados por una baliza azul de las rutas de Peñas Negras. Vamos descendiendo entre algunos caseríos y chabolas diseminados, animales (sobre todo, caballos) que pastan en las campas, y la zona rocosa en que se asienta el camposanto. Pasamos un par de curvas con vistas sobre la antena del Mendibil y los montes de Triano. También atisbamos no muy lejos el embalse hacia donde nos dirigimos.

Descenso hacia La Gorriga
Sin tomar ninguna desviación, dejamos por la derecha una charca entre arbolado y continuamos descendiendo con decisión, siempre hacia el Este, hasta alcanzar (izquierda) un caserío de piedra de buen tamaño, llamado LA GORRIGA, aunque el topónimo (también escrito con acento, así como Lagorriga o Lagorriaga) es más conocido por lo que veremos un poco más adelante.

VARIANTE:  Podemos seguir por la derecha en bajada para echar una primera ojeada al embalse, que enseguida tenemos a la vista. Pasamos junto a una caseta pegada a un arroyo y después por una amplia curva. El camino se interna a continuación en una especie de trinchera y de inmediato nos encontramos junto a la orilla oeste, con una muy bonita panorámica. Hay que advertir que pocos metros más adelante se encuentra el pequeño grupo de casas llamado El Pedernal, donde podemos encontrarnos con perros sueltos, como comentamos al final.

Giramos a la izquierda, tomando un sendero de tierra en ascenso, donde de nuevo vemos los postes azules de antes. Tras un breve repecho, describimos una curva a la derecha y salimos a una pequeña explanada verde que resulta algo chocante en zona de perfil tan ondulado. Por lo visto, en este lugar -que recubre una antigua escombrera- tienen lugar a mediados de septiembre (es decir, ya mismo) las fiestas de La Gorriga. Parece ser que son bastante concurridas y muy conocidas por estos lares, aunque a los de fuera nos resulte algo sorprendente, tratandose de un lugar tan apartado. De hecho, se suelen ver aquí restos de algunas instalaciones, bancos y mesas, un pequeño escenario, etc.

Explanada
Por la izquierda de la explanada, según hemos llegado, surge un sendero también balizado, por el que podemos recorrer la orilla norte del pantano, aunque optaremos por otra posibilidad.

VARIANTE:  El camino hay que buscarlo en un pequeño arbolado, siguiendo los postes azules. En un primer momento puede no ser fácil encontrar el paso, pero fijandonos un poco, tampoco hay posibilidades de pérdida. En cuanto tengamos un sendero con un vallado por la derecha, estaremos en el buen camino.

La alternativa anterior es la opción más cómoda, pero exponemos a continuación la que nos parece más atractiva. Dejamos por la izquierda el arbolado para seguir unos metros de frente, y salir así a lo alto de las despejadas y redondeadas laderas que caen hacia el embalse, sobre el que ya tenemos una amplia y vistosa perspectiva, que seguramente compartiremos con algunos pescadores y animales que pastan en las cercanías. Enfrente, las amplias campas y el tupido bosque de coníferas del Burzako, y las sucesivas cumbres de Triano (todas ellas) hacia el oeste.

El embalse desde la ladera
Vamos así ladeando sobre las verdes pendientes, que cada vez adquieren mayor inclinación, por lo que es necesario andarse con cuidado para no caer rodando hacia el agua. El estrecho sendero se va haciendo intermitente, y vamos superando sucesivos entrantes y salientes. Hay que insistir en que este tramo, aunque no entraña peligro real, puede llegar a hacerse algo engorroso, y si queremos abandonarlo tendremos que trepar por la alambrada de la izquierda, por lo que conviene pensar antes por dónde queremos ir y, en su caso, tomar desde el principio la variante anterior.

Paso en la alambrada
Llegamos finalmente junto a un evidente paso en el vallado, con una especie de escalera sobre una roca. Aquí finalizamos la travesía ribereña y nos adentramos en un pasillo alfombrado en verde y prácticamente horizontal, que avanza en dirección sureste –y que es el mismo que arrancaba de la explanada, si hemos seguido la variante. Estamos en el antiguo trazado del ferrocarril minero de la compañía Luchana Mining, que descendía hacia El Regato para salir después hacia un cargadero en la ría. La interesante historia de esta infraestructura podemos verla en la página arriba indicada.

O sea, que estamos en una vía verde, y nunca mejor dicho, aunque no aparezca designada como tal de forma oficial. Seguimos por ella en un apacible paseo hasta llegar a la altura de la coronación del embalse, junto a una caseta en ruinas, donde surge un minúsculo sendero que desciende hacia la presa (aunque no lo podemos asegurar, creemos que no se puede acceder al muro, por lo que igual no merece la pena bajar).

Muro del embalse
El desnivel que salva la presa es de más de 40 metros, y desde la altura en que estamos (unos 20 m. más) apenas podemos ver el fondo del barranco, donde el arroyo Oiola recoge el poquito caudal que le llega del aliviadero. El pantano se construyó para el abastecimiento de las poblaciones próximas, y en ese menester ha sufrido varias incidencias. Permaneció cerrado durante bastante tiempo por la aparición de metales pesados, y volvió a abrirse en fechas recientes, para clausurarse de nuevo por la detección de elementos tóxicos, con la consiguiente polémica que todavía perdura.

Por cierto que, por lo que hemos investigado por ahí, el nombre correcto es el de Oiola, y no Loiola, como se le llama con frecuencia, incluso en la Cartografía de Bizkaia.

Cantera cerca de Arnabal
Continuamos nuestro periplo, siempre en dirección Este, y empezamos a disfrutar de una hermosa vista sobre la sierra de Sasiburu, por delante del oscuro perfil del Ganeko y Gallarraga. Poco más adelante descubrimos al fondo una pared rocosa que, flanqueada por el arbolado, evoca la imagen de una montaña alpina. Se trata en realidad de una vieja CANTERA, en una especie de collado hundido entre diversas elevaciones, donde asoma entre los árboles la punta del cercano pirulí del Mendibil. El camino continúa por la derecha, en ligero descenso en dirección a El Regato, por donde discurre la ruta de los pantanos cuyos postes nos han acompañado hasta ahora.

Estamos en la periferia de la zona minera de Arnabal, a cuyos paisajes lunares podríamos acceder subiendo por un sendero en dirección a la torre, enlazando así con el recorrido descrito en Mendibil.

Pottokas en Las Barrietas
Aquí –tras cerca de 1 km. de tramo casi recto- giramos a la izquierda 180º para tomar otro camino, en ligera subida y prácticamente paralelo a la vía verde anterior, por el que iniciamos el retorno. Con nuevas perspectivas sobre los paisajes que antes fuimos dejando atrás, nos aproximamos al barrio de LAS BARRIETAS (Olabarrieta), como todos los de la zona, de origen minero, y reconvertido a la agricultura y especialmente a la ganadería, como dejan claro los numerosos tipos de rumiantes que en adelante nos iremos encontrando.

Panorámica del camino
Pasados los caseríos, salimos a terreno despejado, con amplias y rasuradas campas que recuerdan a la zona del Argalario y Bitarratxu, y en el siguiente cruce tiramos a la izquierda, dejando por la derecha el camino que claramente se dirige al Mendibil. Desde aquí se aprecia muy bien una parte del camino recorrido antes, desde la bajada del cementerio hasta la explanada de La Gorriga.

Ya en descenso, atravesamos otro pequeño grupo de casas. Para volver al cementerio, hay que torcer a la izquierda justo al final del caserío, aunque también podemos atajar siguiendo recto, para salir directamente a la carretera que baja hacia La Arboleda.

Nada mejor que este paseo para abrir el apetito, y darnos un homenaje en este encantador barrio, del que hemos cantado tantas excelencias que el Ayuntamiento de Trapaga se debería plantear seriamente remunerarnos como es debido.

Inadmisible: perros sueltos

Como somos un poco contestatarios, solemos aprovechar de vez en cuando para tirar algunos dardos, en especial contra las distintas administraciones públicas, a veces por plantear absurdos proyectos faraónicos, y muchas otras por su desidia y cretinez en lo que se refiere a los espacios naturales. Pero hoy el repaso les toca a ciertos particulares.

Supongo que a todo senderista le ha tocado alguna vez verse sobresaltado por algún perro procedente de huertas o caseríos, en especial si transitamos por zonas apartadas. Es normal y hasta cierto punto no pasa nada.

Pero en un paseo por la zona a la que nos referimos hoy nos tocó sufrir algo que ya traspasa la línea de lo admisible: concretamente en las cercanías de la barriada del Pedernal (ver primera variante), encontrandonos en un camino público, surgieron desde lejos cuatro o cinco perros enormemente agresivos, que salieron disparados hacia nosotros desde una o varias casas, acosandonos enloquecidos hasta obligarnos a abandonar el lugar. Insisto en que estábamos en un camino público y a más de 50 metros de las viviendas. El susto fue de órdago, y sólo manteniendo la calma –no sé cómo- evitamos consecuencias mucho más graves. Me ahorro comentar lo que dije y pensé acerca de los animalitos y sus dueños, para que no me cierren el blog.

Esto no se puede tolerar, y el único motivo para no denunciarlo fue la nula confianza en que ninguna autoridad fuese a hacer nada al respecto. O sea, por no perder el tiempo, y encima en una gestión tan poco grata y en sitio aún menos apetecible, como puede ser una comisaría de lo que sea.

En una digamos charla-discusión con otro vecino –precisamente en otra parte del mismo recorrido-, nos decía que los perros están para marcar, y lógicamente hacen su trabajo achuchando un poco al extraño que se acerca a las casas. Pero lo no hay por qué soportar es que los bichos campen por sus respetos, sueltos y fuera de las fincas, invadiendo caminos de uso público por los que todos tenemos derecho a pasar.
Así que dicho queda, bien clarito, para quien pueda sentirse aludido.

2 comentarios:

  1. el nombre correcto del pantano y el topónimo de la zona es LOIOLA.
    Sucede que durante unas excavaciones arqueológicas en un yacimiento de la zona, para identificar las piezas normalmente se utilizan como referencias iniciales 3 letras y LOI ya la tenían de otro yacimiento y al investigador en cuestion no se le ocurrió otra cosa que poner OIO (o algo parecido) en vez de LOI. A partir de ahi, el tema se ha ido generalizando, pero el toponimo es LOIOLA (LOHIOLA)

    JULEN GÓMEZ

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  2. Muchas gracias por aclararnos el dato, Julen.

    Saludos

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