lunes, 7 de noviembre de 2011

Plentzia-Gorliz

Nuestras rutas por la costa de Bizkaia nos llevan en esta ocasión a una de las zonas más turísticas y playeras del litoral. Las localidades de Plentzia y Gorliz son núcleos abarrotados por veraneantes en cuanto asoma el buen tiempo, por lo que en nuestro caso convendrá buscar una época más propicia para disfrutar de un cómodo y agradable paseo, conocer el entorno sin agobios y contemplar sus fantásticos paisajes. Queda a nuestra elección completar la jornada con alguna actividad en sus amplios arenales o hacer uso de los múltiples servicios que podemos encontrar en ambos núcleos urbanos.


DISTANCIA: 3,3 kms
            DESNIVEL: 0 m.
DIFICULTAD: Ninguna 0
            ITINERARIO: lineal  Inicio: Metro Plentzia  Final: Astondo (Gorliz)
            VIAS: Urbanas, paseo marítimo
ACCESOS: Ida: Metro Bilbao estación Plentzia
                 Vuelta: Bizkaibus A3499 desde Astondo hasta punto de inicio
TRACK: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2191103 
            ENLACES CON Gorliz-Cabo BillanoBarrikabasoErmua            
            Más información:
            Sobre Plentzia: http://www.plentzia.org/
            Sobre Gorliz: http://turismo.gorliz.net/ca_Ficha.asp?Id=3&plegado=1
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 3 y 8




           En la estación de Metro de Plentzia iniciamos nuestro paseo dejando a la izquierda la marisma de Txipio, rumbo al ya visible puente. Hasta hace bien poco, los bajos de un caserón cercano albergaban el entrañable restaurante Zabala, ahora reducido a escombros.

Enfilamos hacia la espectacular pasarela, al parecer denominada Zugaitz, que une esta orilla con el casco urbano; una vistosa infraestructura, obra del conocido ingeniero Manterola, que sustituyó al viejo puente que se llevó la riada del 83. El primer contacto con la lámina de agua, que ya no abandonaremos en toda la ruta, nos ofrece ya magníficas vistas sobre la bellísima ría de Plentzia (o de Butrón), tanto aguas arriba, internandose en los bosques, como en el curso bajo que vamos a recorrer.

Puente y paseo junto a la ría

 Nada más cruzar el puente, tomamos unas escalerillas hacia la izquierda para descender hacia el paseo que discurre al borde de la ría. A nuestra derecha se van sucediendo espléndidos caserones, muchos de ellos más o menos desvencijados, que nos hablan del antiguo carácter balneario de la villa, por cierto fundada por D. Diego López de Haro, que también nos sonará. El propio paseo, algo descuidado, nos produce una sensación de tiempo detenido, mientras admiramos la placidez de las txalupas y pequeñas embarcaciones ancladas. Creo que se puede asegurar –de no ser que alguien del Ayuntamiento me desmienta- que este paseo fluvial se mantiene inalterable desde hace décadas; pero ése es también parte de su encanto, que no todo va a ser diseño y modernidad.

Plaza del Ayuntamiento
            Dejamos a la derecha una recoleta placita con fuente, y enseguida un par de terrazas nos sitúan en la acogedora plaza del Ayuntamiento, donde admiramos los venerables edificios del Casino y, al otro lado de la carretera, el Palas (así, con ‘s’), con su peculiar escalinata, hoy lamentablemente cerrado. Seguimos siempre pegados al curso de la ría para continuar el paseo, que a partir de aquí ofrecerá un aspecto diferente.

             Hemos superado la zona más antigua, con el toque decadente que la hace más interesante, para adentrarnos en terreno de edificaciones más recientes, una especie de ensanche en el que se irán sucediendo magníficos chalets de distintas épocas a partir de mediados del siglo XX, con lo que nuestro recorrido va adquiriendo algo de cronología del esplendor económico. En la orilla opuesta, después de una urbanización, encontramos el espléndido bosque de Barrikabaso, cuya imagen nos acompañará hasta que nos encontremos con el mar.

Puerto
     Salimos finalmente al puerto con sus modernos pantalanes, que bordearemos completamente, contemplando de paso el que seguramente es el único edificio que evoca el aire marinero de la villa, una sobria casona de piedra junto a la que suele haber barquitos en reparación. Tras pasar por la terraza de una cafetería, salimos a una pequeña plazoleta con un ancla y par de bares (uno de ellos, el mítico Txurrua), siempre con buen ambiente. En esta parte de la ría suelen verse en marea baja chavales jugando en los pedregales de la orilla y algunos pescadores. Este punto nos ofrece en mi opinión una de las más bellas estampas del curso fluvial, una elegante curva, con el contraste del agua contra la roca y el arbolado de la orilla opuesta, ya muy cerca de su desembocadura.

La ría junto al Txurrua

Continuamos junto al lateral del club Kai Eder (vale, un pelín pijo, pero agradable) para salir de inmediato a las arenas de la playa de Plentzia.

VARIANTE: Podemos darnos un garbeo por el espigón, donde los paseantes se mezclan con los pescadores, hasta encontrarnos de frente con el rompeolas de San Valentín, en Barrika, que tantas veces ha sufrido el duro azote del mar para proteger la entrada de la ría, debiendo ser reconstruido.

            En esta esquina de la playa, sobre el propio arenal, se mantuvo durante mucho tiempo el curioso bar Kakarraldo, ahora sustituido por un parque de juegos infantiles. A su lado, la nueva infraestructura de parking con su (fea) plaza superior alberga en sus bajos varios bares y locales de servicio para diversas actividades acuáticas. Seguimos bordeando la playa para llegar al antiguo sanatorio (que siempre llamamos ‘sanatorio pequeño’), un interesante edificio que se adentra en la arena hasta la misma orilla. Tras muchos años en desuso y un largo proceso de restauración, parece que finalmente se dedicará a centro de estudios marinos dependiente de la UPV. Aunque, como en este blog estamos muy al día de la información, resulta que deberemos esperar todavía para que este proyecto se ponga en marcha, según dicen en la prensa.
Sanatorio y playa de Plentzia

El pequeño arroyo que desagua en la misma playa, junto al citado edificio, marca la divisoria entre municipios y a partir de aquí entramos en Gorliz, donde las cosas han cambiado considerablemente en los últimos años.

Con la enorme obra ejecutada por el Ministerio de Medio Ambiente, ha desaparecido la carretera que recorría toda la longitud de la playa, con el característico muro inclinado por el que tantas veces hemos visto el poderoso espectáculo de las olas estirandose hasta el asfalto. El arenal ha ganado una gran superficie a costa de viales y aparcamientos. Interesantes
datos respecto a estas obras los podemos encontrar en esta página.

Entablado hacia el pinar
De forma que, alejados del tráfico, comenzamos a recorrer el nuevo paseo marítimo. Dejamos primero a la derecha un albergue de la Diputación y en pocos minutos la ruta empieza a alejarse de la línea del mar, describiendo una amplia curva, dentro de la cual se sitúa una considerable extensión ganada al asfalto, donde se ha intentado recuperar dunas con la plantación de la vegetación adecuada. Nos adentramos así en un amplio pinar, tradicionalmente utilizado como zona de picnic, y durante un tramo el firme pasa a ser de madera. Atravesamos un puentecillo sobre el arroyo Gazatza y salimos de nuevo hacia la playa, con el edificio del antiguo sanatorio infantil (Hospital de Gorliz) a nuestra derecha.

Transitamos junto a la fachada del centro sanitario de la que ha desaparecido el enorme monumento al famoso Dr. Areilza, que veremos después. Han sido demolidas varias de las edificaciones antes asentadas sobre la playa. Pasado el Hospital, volvemos a encontrarnos con la carretera, que finaliza aquí mismo en una rotonda con parada del Bizkaibus.


Playa de Gorliz y Hospital
(foto de antes de las obras, con el muro rompeolas)


Nos acercamos ya al recodo de Astondo, cerca de una interesante zona de dunas fósiles actualmente protegidas por una valla. Aún permanecen dos de los más clásicos establecimientos hosteleros de la zona, el Hondartzape (con su legendario color azulón) y el Marítimo, con sus estupendas terrazas y la gracia de su aire vetusto y descuajeringado, producto de tantos años de vientos y salitre. Bordeando el último tramo de playa, dejamos por la derecha un sendero con escaleritas que ascienden hacia el alto de Antekera, pasamos junto a la rampa para embarcaciones (donde servidor hizo algunos de sus primeros pinitos en natación) y llegamos a la amplia plazoleta donde antes se ubicaba otro parking.

VARIANTE: Por el sendero citado podemos ascender en pocos minutos (aunque la subida presenta una buena pendiente) al promontorio, desde el cual tenemos una espectacular panorámica de toda la bahía. Si queremos prolongar más aún la excursión, podemos enlazar fácilmente con el acceso al faro, descrito en la entrada Gorliz-Cabo Billano. También se puede alcanzar esta otra ruta desde las proximidades de la rotonda junto al Hospital.

En este espacio, un tanto inhóspito y que pide a gritos algo de verde, se ubica ahora el antes citado monumento al insigne doctor. Y de aquí pasamos al pequeño espigón que cierra la bahía por el este. Avanzamos hacia la punta contemplando la orilla rocosa donde mueren los acantilados, compartiendo el entorno con pescadores y turistas, mientras admiramos la hermosísima bahía en todo su esplendor, a mi juicio uno de los más bonitos paisajes de la costa de Bizkaia, que merece una contemplación tranquila, a poder ser a una hora poco frecuentada. El aire salino del Cantábrico y la imagen redonda de la espléndida ensenada seguro que nos proporcionan paz y oxígeno para al menos unos cuantos días.

Muelle de Astondo
Aquí damos por finalizado el paseo, fotogénico de principio a fin, y las alternativas que se nos ofrecen son múltiples. Podemos volver a Astondo para tomar el bus de vuelta a nuestro punto de inicio; o podemos desandar el camino para conocer el pueblo de Gorliz, mucho más apetecible que lo que se espera de una localidad de veraneo; o regresar a Plentzia para disfrutar de sus zonas de poteo, comer en alguno de sus restaurantes o en plan informal (no olvidar el imprescindible Bibi), o conocer los muchos rincones interesantes de su casco antiguo, ajenos al turismo playero.


Panorámica de toda la ruta

... y en cuanto sea posible, aportaremos más fotos propias, que no siempre las cámaras están donde deben y funcionan como se espera.

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