miércoles, 27 de julio de 2011

Embalse de Gorostiza

Encajonado entre las cordilleras de Sasiburu y Argalario, el castizo barrio baracaldés de El Regato se sitúa en un profundo y estrecho valle en torno al río Castaños. A lo largo del curso fluvial, el Castaños va recogiendo el caudal de numerosos arroyos que descienden por ambas vertientes, embalsando primero en la vieja presa de Etxebarria o Urdandegieta y, aguas abajo del Regato, en el más extenso de Gorostiza.

En esta ocasión realizaremos un tranquilo paseo por la ribera de este último pantano, últimamente conocido por las voces de alarma sobre la conservación del pez espinoso y, sobre todo, por el tendido de un viaducto de la Supersur. Un camino acondicionado nos permite recorrer su orilla sur, conociendo este recóndito paraje, cada vez menos ajeno al estrépito del muy cercano núcleo urbano.

DISTANCIA: 5,1 kms
            DESNIVEL: 0 m. 
DIFICULTAD: Ninguna 1 (1-0-0)
            ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: El Regato (Barakaldo)
            VIAS: Pista asfaltada
ACCESOS: Bizkaibus A-3139 desde Barakaldo (estación RENFE Desertu-Barakaldo)
En coche, desde Bilbao, por la A-8 dirección Santander, salida Cruces. En dirección al hospital, se pasa bajo la plaza de Cruces y se atraviese el puente, girando a la derecha. Se cruza el barrio hasta llegar a la N-624, que se sigue hasta Retuerto. En la rotonda, se toma la BI-4743, continuando recto hasta la plaza de El Regato.
            Más información:         
            Guía Cartográfica de Bizkaia mapas 23-24
                         



Iglesia de San Roque y puente
Junto a la iglesia de San Roque en El Regato (que recientemente ha recibido la denominación en euskera de Errekatxo, frente a otras opciones) hay un amplio aparcamiento, lindante con la cola del pantano, y unos juegos infantiles. En la trasera de la iglesia debemos cruzar un pequeño puente que nos conduce a la orilla de enfrente, donde hay también un frontón, debiendo tomar entonces el camino hacia la izquierda. La pista es algo parecido a un bidegorri, completamente plana, que bordea el pantano de Gorostiza por la orilla sur, al lado contrario de la carretera.

            El embalse fue construido por AHV en los años 40 para atender a las necesidades de la potente industria siderúrgica, sustituyendo o complementando el servicio que daba el llamado Pantano Viejo de Etxebarria, más pequeño y situado aguas arriba del río Castaños, también propiedad de dicha empresa. El embalse que ahora recorreremos aportaba mayores cantidades de agua, al estar situado como 1 km. más abajo, recogiendo por tanto el caudal de más arroyos, entre ellos el de Oiola, también represado cerca de los montes de Triano.

Cima del Argalario sobre el embalse
Salvo en época de lluvias persistentes, la parte más alta del pantano se suele encontrar casi seca, y hay que recorrer unos cuantos metros para empezar a vislumbrar la lámina de agua propiamente dicha. La pista, siempre rodeada de arbolado, va describiendo suaves curvas, teniendo a nuestra izquierda las estribaciones del Argalario, y en algunos momentos podemos entrever el Eretza y parte de los montes de Triano. A nuestra derecha se elevan las laderas de la cordillera de Sasiburu, que rezuman humedad, y el camino es sombrío y fresco, ideal para otoño o primavera. Hay que observar que durante este primer tramo las aguas son más bien escasas y turbias, por lo que se asemeja poco a la imagen idílica de un paseo al borde de un lago.

Iturrieta
Avanzamos siempre en dirección noreste, y en unos minutos encontramos la pequeña cascadita de la fuente de Iturrieta. Los meandros se van sucediendo, y en el fondo de las curvas podemos ver algunas instalaciones de bombeo. Unas marcas en el suelo nos van indicando el trayecto recorrido, señalado cada 500 metros, y en el agua hay señales de prohibición de actividades acuáticas. En la orilla opuesta se observan los caseríos diseminados por las laderas, así como un conocido colegio, siempre al abrigo del Argalario.

Playa
A la salida de uno de los rincones más profundos salimos a la parte más soleada del camino. Aquí el pantano tiene más entidad, y el límite de la pista, hasta ahora siempre abrupto, presenta un desnivel suave, formando algo parecido a una playita de piedras y tierra. Continuamos bordeando una especie de pequeña península y volvemos hacia el interior.

Traspasados los 2.000 metros de ruta, vemos otro pequeño regato y algo más adelante, nos encontramos casi de improviso con la Supersur, con el flamante y discutido puente que une las dos orillas. El camino se interna de nuevo en la ladera, y atravesamos un puente de madera que ataja una curva más profunda, con un sendero en desuso.

Viaducto

Poco más adelante, estamos ya muy cerca de la presa, y el camino muestra el único desnivel apreciable, una rampita empinada en lo alto de la cual, ya al lado de la cabecera del embalse, damos por terminada la excursión.

Recodo del camino
        Hasta tiempo reciente la posibilidad de volver por otro camino que no fuese el de ida estaba limitada por la peligrosidad de la carretera que recorre la ribera contraria, estrecha y sin arcén. Pero afortunadamente ahora contamos con una opción diferente que no deja de tener su atractivo. La vemos a continuación.

            Regreso por la vertiente norte

Si hemos decidido no volver por el mismo camino, continuamos el paseo dejando por la izquierda el muro del embalse y descendiendo de nuevo para pasar otra curva. Enseguida vamos a dar bajo una gran tubería de aguas, donde finaliza el trazado que hemos venido siguiendo.

Tomamos entonces un camino asfaltado que se va aproximando poco a poco a la carretera hasta reunirse con ella junto a una parada de autobús. Giramos entonces a la izquierda para tomar esta vía de regreso hacia El Regato. Tras pasar junto a un severo caserío accedemos al paseo nuevo, un camino solado en madera que resuelve el problema de la falta de anchura de la vieja carretera de la única forma posible: volando un par de metros hacia el pantano.

El itinerario es sumamente cómodo, llano o casi, y al situarse a una cota unos cuantos metros por encima del que recorrimos por la otra orilla, tiene la virtud de ofrecernos una perspectiva más amplia. Vemos el embalse desde un tiro mucho más amplio, y sobre la ribera contraria se observa la apabullante vegetación que asciende por la ladera del Arroletza.

De esta forma completamos la circunvalación del viejo embalse de Gorostiza para regresar a nuestro punto de partida en El Regato.

Nada más apropiado que concluir la excursión en este simpático barrio, famoso por su ambiente e inmejorables oportunidades para un estupendo aperitivo o una jamada en condiciones.


sábado, 23 de julio de 2011

Erreztaleku

De las tres cumbres principales de la cordillera del Pagasarri, Erreztaleku es la más baja y también la más desconocida. Su perfil apenas se distingue, a diferencia de la vistosa cumbre del Ganeta, con sus antenas; y frente al aluvión de visitantes que cada fin de semana tiene el Paga, no será fácil que nos tropecemos con algún senderista en sus inmediaciones. Quizá ahí reside uno de sus atractivos, en poder recorrer una parte de nuestros montes disfrutando de un entorno tranquilo y solitario.

La excursión que proponemos nos sirve además de pretexto para internarnos por algunos parajes desconocidos para la mayoría de aficionados, así como para recorrer buena parte del cresterío, con impresionantes vistas al sur, el patio trasero del Paga y quizá su zona más montañera y salvaje.


DISTANCIA: 6,8 kms
            DESNIVEL: 390 m. (300-690) CENTENARIO (Ganeta)
DIFICULTAD: Baja 5 (2-3-0)
            ITINERARIO: circular  Inicio y final: Igertu
            VIAS: Pista de tierra y sendero
ACCESOS: En coche, bien desde San Adrián-Larraskitu, bien desde Rekalde, hay que tomar Larraskitubidea hacia arriba, y después Pagasarribidea pasando por el bar Athletic, hasta llegar al parking de Igertu. (Haciendo a pie este último tramo, se puede llegar a San Adrián o Rekalde en las múltiples líneas de Bilbobus)
TRACK: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2786497
            Más información:
Mapa Pagasarri del Ayuntamiento
            Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 33
                         




Parking y camino en Igertu
Nos situamos en el collado de Igertu, punto de inicio habitual para muchas de nuestras rutas, a donde habremos llegado a pie o en coche, en unos 2 kms. desde el núcleo urbano de Bilbao. Desde este agradable enclave debemos continuar la carretera asfaltada, dejando a la izquierda el parking y a la derecha una laderita con unos bancos. Desde el primer momento, tenemos bonitas perspectivas sobre el valle de Bolintxu, donde de buena mañana suelen agarrarse las nieblas, configurando un bonito paisaje.

 Pasamos una pequeña cantera que suele utilizarse como aparcamiento (derecha) y dejamos después a la izquierda el desvío señalizado hacia la ermita de San Roque. Tomamos por la derecha (BARRERA) una ancha pista de gravilla, atravesando una puerta y comenzando la ascensión. Estamos en plena subida al Pagasarri, ruta que compartiremos durante un buen trecho.

Zapaburu
Las primeras rampas de lo que se conoce como ‘Cuesta del silencio’ presentan cierto desnivel, en especial hasta llegar a la curva donde se encuentra la fuente de Zapaburu. A partir de aquí la pendiente se suaviza y avanzamos casi en línea recta, con perspectivas cada vez más amplias hacia el noreste. Llegamos así al cruce de ARTABE, donde desechamos la pista de la izquierda y el Camino Viejo, que tenemos de frente partiendo de una escalerita. Ahora tomaremos la pista que sigue por la derecha y que, tras el paso de la curva, es prácticamente llana, dandonos unos minutos de descanso.

Llegamos así a un nuevo cruce, junto al profundo arbolado y zona recreativa de GANGOITI, con un panel informativo. Tenemos que dejar los dos caminos que siguen por la derecha y continuar por el de la izquierda, que es el que presenta mayor desnivel. Subimos esta rampa, divisando por la derecha, cada vez más abajo, las dos vías que hemos desechado. El esfuerzo ha merecido la pena, porque hemos terminado la parte más dura de la ascensión, alcanzando más o menos los 550 metros de altitud.

El Serantes desde el Ahorcado
Cuando la pista describe una pronunciada curva (conocida como ‘del AHORCADO’, sin que aún sepa por qué), abandonaremos la ruta del Paga. Desde aquí tenemos una bonita vista hacia el norte, donde contemplamos el Serantes recortandose en el horizonte. Si nadie la ha roto (cosa nada rara por estos parajes), hay una cruz de señales, en la que se indica la dirección hacia Artigas, justo internandonos por el fondo de la curva. Aunque la señalización resulte discutible, es ése el camino que debemos tomar.

Senderillo hacia el cordal
A partir de ahora, seguiremos un senderillo al principio poco visible bajo un tupido arbolado, flanqueado por una valla de alambre. Tras un tramo casi recto y en muy ligera subida, desembocamos en el mismo cordal del Pagasarri, un camino ancho y verde por donde discurre un gasoducto marcado por balizas amarillas. Tenemos que tomar este camino hacia la derecha, alejandonos de las visibles antenas del Ganeta.
 
Buzón del Erreztaleku
Avanzamos así unos 600 metros en dirección noroeste para, tras un corto y suave repecho, avistar por la derecha un pequeño buzón, que nos indica que hemos alcanzado la cima de ERREZTALEKU (586 m.). Recientemente se ha instalado una mesa de orientación con los montes más significativos que podemos contemplar desde aquí: las sierras cántabras al fondo, el Eretza, Sasiburu tras el valle del Kadagua, y los montes de Triano, para terminar en el Abra. Tenemos también una preciosa perspectiva sobre el sur, que iremos disfrutando más a la vuelta. Una valla con un cartel de prohibido el paso a vehículos indica que estamos en el límite de los municipios de Bilbao y Alonsotegi, porque en éste último se permite la circulación de motos y quads, como sin duda conocen los asiduos del Ganeko o Zamaia, por ejemplo.

En este punto nos volvemos por el camino para recorrer la arista, ahora en dirección al Ganeta, que no abandonaremos hasta esta segunda cima del día. Tenemos un tramo tranquilo aunque más largo de lo que parece, durante el que mantendremos una espectacular perspectiva a nuestra derecha sobre los montes al sur del Paga. Vamos viendo el pequeño macizo de Zamaia y Gongeda, con su cresta caliza, el embalse de Artiba y los prados que lo bordean, y, sobre todo, la imponente mole del Ganeko y su continuación hasta el Gallaraga.

Ganeko, Gallarraga y embalse de Artiba


Cordal desde cerca del Ganeta
El paseo nos sirve para reponer fuerzas porque, tras bastantes minutos de llaneo, nos toca superar un par de palas para alcanzar la nueva cumbre. Pasamos primero junto a una pequeña antena y tras el repecho final –el más duro- llegamos junto a las enormes antenas del GANETA (689 m.), junto a las que podemos encontrar un pequeño buzón. Estamos ya en el punto más alto del cordal del Pagasarri, con el popular monte bilbaino al este y, por el lado contrario, una bonita perspectiva del camino recorrido.

Buzón del Ganeta
Aunque podríamos descender por la pista que da servicio a los repetidores, lo más agradable es ir bajando campo a través bajo el magnífico pinar, para desembocar en las campas del Pagasarri. Según el plan que llevemos, podemos invertir el tiempo que queramos en alguna de las variadas posibilidades que tenemos a mano: coronar nuestra tercera cima del día (la muy cercana del Paga, 671 m.), visitar las neveras y la fuente de Tarín (bajando a la derecha según venimos del Ganeta) o, naturalmente, reponer fuerzas en el famoso refugio de la Paca, que tenemos a la vista.

Para variar, el descenso lo haremos por el Camino Viejo, aunque hay que advertir que si ha llovido se puede encontrar embarrado o resbaladizo en algunos tramos.

VARIANTE: En este caso, podemos optar por volver por la pista de Gangoiti, la misma que hemos subido en su mayor parte. Para ello, en el collado hay que tomar el camino de la izquierda de los dos que llegan hasta aquí. Por él seguiremos sin ninguna desviación, hasta alcanzar la curva del Ahorcado y de ahí bajar por la ruta por la que hemos llegado.

Desvío hacia el Camino Viejo
En el collado, con el refugio a nuestra derecha, encontramos una bifurcación, en la que tomamos el camino de la derecha. Es una ancha pista de piedrilla que desciende moderadamente. Pasamos una curva cerrada y poco después encontraremos a la izquierda un paso en la alambrada (CAMINO VIEJO), que debemos cruzar (en principio, también está señalizado).

Así accedemos al Camino Viejo, que en su primera parte es preferentemente rocoso y en algunas zonas regado por las escorrentías que bajan por la ladera. Terminado este primer tramo, el camino pasa a ser de tierra, bastante irregular y con hojarasca que ocupa la parte central, describiendo varias curvas en suave descenso. En ocasiones el trazado no es muy claro, pero tampoco hay problema: basta con mantener más o menos el rumbo al norte y en caso de duda, continuar siempre hacia abajo. La experiencia de descender improvisando y olvidandonos del propio camino resulta sumamente divertida, siempre que tengamos algo de cuidado con los resbalones.

En la última parte del descenso ya tenemos a la vista, abajo, el cruce de ARTABE a donde nos dirigimos, y que nos sirve de guía. Es la misma encrucijada por la que subimos, a la que llegamos descendiendo las escaleritas ya conocidas. A partir de aquí ya no queda más que desandar el camino de subida: tomamos la pista del centro, la única que baja, y que ya no abandonaremos hasta la BARRERA. Pasamos la fuente de Zapaburu y descendemos la última gran rampa, para cruzar la puerta y tomar la carretera a la izquierda, hasta nuestro punto de partida en Igertu.

martes, 19 de julio de 2011

Argalario

Según parece, ya los romanos hablaban de una montaña enteramente de hierro que fácilmente podríamos situar en los torturados y espectaculares parajes que rodean el barrio minero de La Arboleda. Durante la mayor parte del siglo XX, una enorme extensión, desde Bilbao por toda la margen izquierda, hasta cerca de la muga con Cantabria, y varios kilómetros hacia el interior, se vio inmersa en una frenética actividad industrial relacionada con la extracción del hierro de estas montañas. La huella de todo ello nos deja estampas sorprendentes en que se mezclan paisajes lunares con el verde intenso de nuestros montes.

La pequeña cordillera que se asoma sobre las ciudades por el norte de esta comarca nos permite contemplar magníficas panorámicas sobre el Gran Bilbao. En este cómodo paseo recorreremos parte del cordal hasta alcanzar la cima del Argalario, uno de sus mejores miradores.  


DISTANCIA: 7,3 kms
            DESNIVEL: 170 m. (380-535) CENTENARIO
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (2-1-0)
            ITINERARIO: circular  Inicio y final: Larreineta
            VIAS: Pista asfaltada, de cemento y tierra, sendero
ACCESOS: De Bilbao a Trapaga por la A-8 y N-634. Bizkaibus A3144, A3336 y A3337. RENFE línea C2 estación de Trapagaran. En el cruce frente a la iglesia se toma la dirección a La Arboleda por la BI-3755 hasta encontrar a la izquierda el funicular de La Escontrilla. En coche, continuar por esta carretera hasta Larreineta
TRACK: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2745830 
            ENLACES CON Mendibil, Peñas NegrasTriano
            Más información:
            Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 23
            http://www.trapagaran.net/ruta1.php
            Sobre el funicular:





Si hemos accedido en el funicular de La Escontrilla, habremos podido contemplar las primeras panorámicas sobre el valle y las localidades de ambas márgenes de la ría. La experiencia merece la pena, además de resultar más cómodo y ecológico que subir por la larga y mareante carretera.
El Funi en Larreineta

Según salimos del funi, tenemos que seguir subiendo por la misma calle principal atravesando el pintoresco poblado minero de Larreineta, sencillo pero tranquilo y bien conservado. Llegamos así, casi al límite del barrio, a la ermita de Santa Bárbara junto a unos juegos infantiles. Justo después (DESVIO-ERMITA) tenemos que tomar por la izquierda una carreterilla que asciende con decisión. Ya empezamos a tener buenas vistas sobre el Abra por la izquierda, y por la derecha sobre el valle minero y La Arboleda, con los montes de Triano de fondo.

Vista sobre La Arboleda

Lavadero en Parkotxa
Seguimos por al asfalto avistando ya próximas las casas de Barrionuevo-Parkotxa, otra barriada típicamente minera. Pasamos junto a un curioso lavadero –se supone que restaurado, porque está impoluto- con la inscripción de ‘prohibido lavar coches y utensilios de cocina’, y encontramos después una bifurcación (DESVIO-PARKOTXA), en la que tomamos el camino de la izquierda. Por camino despejado, entre campas de verde rasurado, observamos a la izquierda algo bastante insólito: los restos de un campo de béisbol, no sé si abandonado o que quedó en mero proyecto. Hay una pequeña tribuna y un edificio que parece destinado a vestuario. Aunque viendolo in situ es difícil identificar el uso al que estaba destinado, si echamos un vistazo en el Google Earth o en una foto desde cierta altura, se observa claramente la peculiar forma de este campo de deportes.

Cruzamos un paso canadiense e inmediatamente tenemos que seguir por la derecha, porque el camino de la izquierda nos llevaría a descender hacia Barakaldo. Lo del paso canadiense tiene todo el sentido en este lugar, porque como iremos comprobando todo el recorrido está poblado de numerosos animales, dado que la actividad minera ha dejado paso a la ganadería por toda la comarca.

Mojón del Bitarratxu
Esta parte del trayecto resulta algo monótona, aunque compensada con las magníficas vistas que siempre tenemos hacia el norte. Empezamos a remontar una pendiente, al principio muy suave, girando hacia el sur. Para huir del asfalto, podemos tomar un senderillo por la derecha que recorre el pinar, siempre paralelo a la carretera. Cuando ésta describe una ‘ese’, la cruzamos para continuar por otro sendero que remonta una ladera despejada, en dirección a dos torres eléctricas. Cuando llegamos a ellas, tenemos a la izquierda el visible mojón del BITARRATXU (519 m.), al que podemos acceder para apreciar una estupenda perspectiva sobre Barakaldo y sus alrededores.

Ovejas junto al pirulí del Mendibil
Ahora descendemos la loma de nuevo hacia la carretera, que tomamos hacia la izquierda, entre dos fincas valladas. Pasamos un par de curvas dejando a la izquierda un caserío y nos encontramos ya en la base de los prados sobre los que se alza el enorme repetidor del MENDIBIL, visible desde buena parte de Bizkaia. Podemos llegar hasta el pirulí, bien por un camino asfaltado, bien campo a través, donde a buen seguro encontraremos ovejas y caballos pastando. Si queremos alcanzar el buzón (562 m.) hay que rodear la antena hasta un promontorio rocoso en su parte posterior, y alcanzamos la cima tras una pequeña trepada.

Vallado junto al área recreativa
Seguimos la carretera, que inicia un suave descenso, en dirección a una zona arbolada donde hay un pequeño aparcamiento. Estamos en el área recreativa del Argalario, con algunas mesas y parrillas. La vía continúa bajando hacia Barakaldo, pero nosotros tenemos que desviarnos por la derecha (DESVIO-AREA) para tomar una pista de tierra que continúa en dirección Este, la misma que traíamos. Rodeamos la zona vallada de picnic pasando junto a las ruinas de una casa sobre la que nos han contado que se quería rehabilitar. De inmediato, hay que dejar a la izquierda una pista herbosa que desciende, conectando con varias rutas desde la zona de Kareaga, y seguimos de frente, con el camino claramente ladeando la cumbre.

La pista, en suave subida, nos conduce directamente a la antecima donde está situada una caseta con unas pequeñas antenas. Es ésta una excepcional atalaya en la que merece la pena detenerse a admirar las vistas. Para subir a la cumbre (ARGALARIO, 531 m.) basta remontar la laderita en dirección oeste hacia el visible mojón, habitualmente sorteando el numeroso ganado que se alimenta y descansa en la campa. El mojón cimero resulta curioso, en piedra marrón con detalles en rojo, muy diferente de los habituales, al igual que el buzón metálico, alejado unos metros.

Cima del Argalario

Eretza y Ganeran
La panorámica es magnífica, con Barakaldo en primer término, el curso de la ría desde Etxebarri hasta el Abra, Sopelana, el faro de Gorliz, Jata y Sollube al norte, Oiz y los montes de Durango al fondo, Ganeko, el Eretza y los montes de Triano muy próximos. A nuestros pies tenemos una vertiginosa caída hacia El Regato, cuyo pantano se observa con toda claridad, y al otro lado del barranco, la pequeña cordillera de Sasiburu. 

Descendemos de nuevo a la pista atravesando el prado y deshacemos el camino de ida, pasando el área recreativa y el repetidor. Tras pasar el caserío que ahora dejamos a la derecha, y llegar a las torres eléctricas de la subida, vamos a continuar unos 100 metros más por la carretera. Justo cuando vamos a entrar en el pinar, dejaremos la calzada para internarnos en el bosquecillo por la izquierda. Muy cerca de la carretera veremos unas balizas rojas correspondientes a una de las rutas de Peñas Negras (siempre impecablemente ubicadas), que nos indicarán el punto exacto por donde desviarnos (DESVIO-PINAR).

Entrada en el pinar
VARIANTE: Podemos continuar guiandonos por los postes rojos para rodear el pinar por una especie de cornisa herbosa con buenas vistas al oeste, aunque aquí preferimos atravesar la arboleda como se indica después. En todo caso terminamos en el mismo punto de salida.

 Una vez en el interior del pinar, sólo hay un atisbo de sendero durante los primeros metros, pero llevaremos la dirección correcta sólo con seguir en línea recta. El bosque es refrescante y suele haber zonas relativamente embarradas; en su interior deambulan siempre numerosos caballos y a veces también cabras. Tras atravesar la zona arbolada, salimos de repente ante un cortado frente a otra enorme torreta
Descenso hacia la torreta
eléctrica. Para descender este desnivel tenemos que buscar un sendero muy estrecho pegado a la pared izquierda. Hay que bajar con cuidado, pero en pocos minutos estamos ya bajo el tendido eléctrico. A nuestra izquierda, otro tajo de unos 70 metros da paso al bonito valle minero, con La Arboleda al fondo.

Bordeamos la torre y continuamos por una pista, al principio no muy visible y después más marcada, dejando a la derecha varias casetas y restos de instalaciones mineras. Cruzamos un paso canadiense y nos encontramos otra vez en la bifurcación de la subida (DESVIO-PARKOTXA), que nos lleva de vuelta a Barrionuevo-Parkotxa, donde tomamos de nuevo la pista asfaltada que nos conduce a nuestro punto de partida de Larreineta.

jueves, 14 de julio de 2011

Las Arenas-Algorta

La bahía del Abra es la salida natural al mar de la villa de Bilbao, siguiendo el curso de la ría. Desde la segunda mitad del siglo XIX se ha ido viendo progresivamente colonizada por los núcleos urbanos más próximos, así como por las instalaciones portuarias e industriales que han generado una importante actividad económica. No obstante, el proceso de humanización, que continúa hoy en día, no ha conseguido destruir del todo la belleza natural de esta zona litoral.

Aunque el recorrido que proponemos resulta archiconocido y habitualmente frecuentado por miles de vizcainos, no nos resistimos a un paseo por el mismo borde del mar en el que, al tiempo que nos dejamos impregnar por la brisa y el salitre, procuraremos conocer algunas curiosidades de un entorno que nos es tan familiar. Un trayecto para recorrer, eso sí, evitando el verano y sus aglomeraciones.


DISTANCIA: 7,8 kms
            DESNIVEL: 50 m. (0-50)
DIFICULTAD: Ninguna 2 (2-0-0)
            ITINERARIO: lineal  Inicio: Metro Areeta  Final: Metro Bidezabal
            VIAS: Urbanas, paseo marítimo
ACCESOS: Ida: Metro Bilbao dirección Plentzia estación Areeta
                 Vuelta: Metro Bilbao estación Bidezabal
ENLACES CON Las Arenas-Santurtzi, Algorta-Larrabasterra
            Más información:
            Guía Cartográfica de Bizkaia mapas 14-7
            http://getxo.callejero.net/
            Sobre el Puerto Viejo:
                         



            Como la descripción es un poco larga, dividimos le entrada en varios epígrafes.

                                                                                         Las Arenas
Puente Colgante

Iniciamos la marcha en la estación de Metro de Areeta, de la cual salimos cruzando la plazoleta hacia la izquierda, para seguir por la comercial y concurrida calle Mayor, hasta su final, junto a la ría. Aquí naturalmente nos encontramos con el Puente Colgante, declarado patrimonio de la Humanidad en 2.006, al que dedicaremos más atención en una ruta posterior. A la sombra de la colosal construcción, recientemente coloreada en ‘vena rojo Somorrostro’, nos encontramos junto a la ría de Bilbao, en este punto ancha y caudalosa, muy próxima a su desembocadura. Enfrente tenemos el bonito paseo de Churruca en Portugalete, que se prolonga por el llamado Muelle de Hierro.

Torcemos a la derecha para seguir en paralelo a la ría por el tranquilo muelle Tomás Olabarri, que en unos minutos nos lleva hacia el pequeño parque del Muelle de Churruca. Entre sus recogidos paseos y bancos, podemos ver numerosos tamarindos, árbol abundante en entornos playeros. Aquí podemos también admirar la conocida escultura que representa la lucha del hombre contra el mar, tan vinculada a la historia del Abra. El tal Evaristo de Churruca –que descansa sentado junto a un monolito, en tanto que un currela se pelea con Neptuno- fue el artífice de la eclosión del puerto de Bilbao, con la construcción de varios diques (alguno de los cuales visitaremos luego) y obras que facilitaron su navegabilidad y protección a las naves. Este parque se prolonga hasta una punta, donde puede considerarse finalizado el curso de la ría.

Playa de Las Arenas desde el parque

Estamos junto a la pequeña playa de Las Arenas, un arenal completamente urbano que, aunque ahora se encuentra en un estado de conservación relativamente aceptable, ha sufrido durante décadas el castigo de la contaminación generada por la actividad portuaria e industrial. Rodeamos la playa y nos adentramos ya por el paseo marítimo de Arriluze, un tramo de más de 1 km. casi recto, dotado de bidegorri y petado de gente en días de buen tiempo. Pasamos en primer lugar junto a los pantalanes del club marítimo y continuamos junto a sucesivos palacetes y mansiones de aire inglés, algunos un tanto desvencijados, y varios de ellos debidos al famoso arquitecto Manuel Smith. Hacia el mar, contemplamos algunos viejos embarcaderos, con Santurtzi y el Serantes como magnífico telón de fondo.

Arriluze y faro de Algorta

Llegamos así al final de este tramo, teniendo de frente la minúscula playa de Arriluze o de la Bola, con una rampa para pequeñas embarcaciones. Los edificios finalizan en una casa con torreón cilíndrico, y tras ella hay un pequeño parque (con una fuente sobre la horrenda escultura de una cabeza) lindante con la avenida de Zugazarte. Seguimos ahora hacia la izquierda, siempre pegados a la lámina de agua y paralelos a la carretera. A nuestra derecha contemplamos los más impresionantes edificios de Neguri, varios de ellos también con la firma del citado Smith. En ellos destaca el palacio Lezama-Leguizamón, tras la franja verde de la llamada ‘campa de oro’ (supongo que motivos obvios), en la que hay instalados bancos y juegos infantiles. Si echamos la vista al sur, la zona despejada de edificios nos permite divisar al fondo, con toda claridad, la cordillera del Pagasari y el Ganeko.

Paseo hacia Arriluze
 Nos dirigimos hacia el pequeño y coqueto faro de Arriluze, junto al que en marea baja podemos apreciar una pequeña rasa mareal que precisamente da nombre a la zona. En este edificio se ubican algunos servicios de salvamento marítimo. Justo después, junto a una rotonda de la carretera, tenemos a la derecha la curiosa edificación de Punta Begoña, con sus extrañas galerías, donde se pretendía instalar un hotel.

Aquí arranca el contramuelle de Algorta, un espigón de 1 km. de longitud que se interna en la bahía para cerrar la bocana del puerto frente al dique de Santurtzi. Hasta finales de los 70 o principios de los 80 en este punto se situaba una gran grúa, con sus mecanismos y raíles, en recuerdo de la cual existe ahora un mosaico adherido al muro del muelle. Aunque podríamos ahorrarnos un trozo de camino y seguir adelante hacia Ereaga, merece la pena recorrer este largo espigón, en el que está incrustado más de un siglo de vientos marinos y de historia de Bizkaia.

La construcción del moderno puerto deportivo de Getxo –ahora ampliado para el atraque de cruceros-, con sus establecimientos hosteleros y servicios vinculados a los deportes náuticos, ha restado emoción al recorrido; antiguamente, nada más iniciar el camino se podía uno sentir caminar sobre las aguas por una estrecha y vulnerable vía, rodeado a izquierda y derecha por el mar. Ahora, esta sensación sólo es posible en el tramo más alejado, una vez superadas las citadas instalaciones.

Faro de Algorta y el Serantes
Aun así, disfrutamos de inmejorables vistas. Por la izquierda (sur) tenemos lo que antaño se conocía como el Abra, es decir, el estuario de la ría, limitado en una orilla por el paseo que acabamos de recorrer desde Las Arenas, y en la otra, por Portugalete y Santurtzi, con su puerto pesquero y sus industrias portuarias, cerrandose con el gran dique hacia el que nos dirigimos. El propio rompeolas nos tapa la visión del muelle de Punta Lucero, que limita lo que se conoce como el Abra exterior. Tierra adentro, podemos observar los montes de Triano y, dominandolo todo, el Serantes.

Por cierto, aunque mucha gente no lo crea, en unas pocas millas mar adentro podemos observar grandes cetáceos y multitud de especies marinas en su medio natural. La fascinante excursión parte de Santurtzi bajo la guía de Gorka -uno de los tipos más puestos en estos temas; los detalles podeis verlos en www.verballenas.com.

Por nuestra derecha, la zona más playera y turística de Algorta que luego recorreremos y el límite de la bahía por el norte, los enormes acantilados de Punta Galea, donde el molino de Aixerrota resulta casi imposible de distinguir, rodeado de edificaciones. Por cierto, en su día existió el proyecto de cerrar también el Abra desde la orilla contraria, con otro gran dique desde La Galea, creando un gigantesco puerto que abarcaría toda la zona interior. Aún emerge en el mar un bloque de hormigón frente a Punta Lucero, como uno de los pocos vestigios de tan disparatada idea.

Los últimos metros por el contramuelle tienen un inconfundible sabor a mar, con los muros algo desvencijados por el embate de las olas, barandillas devoradas por la sal y por fin, el viejo faro donde hay un retén permanente de pescadores. En definitiva, el aire un poco decadente y cansado de todo lo que lleva decenios de contacto directo con el mar. Desde la punta podemos contemplar la entrada y salida de barcos de diferente envergadura y, con un poco de suerte, podemos coincidir con algún buque de grandes dimensiones –el ferry, hasta hace poco, algún gran gasero o incluso un crucero-, lo que resulta impresionante porque parece que podamos tocar con la mano el casco de estos gigantes.

Muelle hacia Punta Begoña

 Ereaga y Puerto Viejo

Retornamos hacia Punta Begoña, con nuevas panorámicas del litoral getxotarra, para continuar ahora hacia la izquierda por el paseo junto a la playa de Ereaga, uno de los arenales más frecuentados de Bizkaia. En la playa dejamos primero a la izquierda una hilera de bloques de hormigón cuya finalidad siempre me ha parecido un misterio, y a nuestra derecha vemos los primeros de los caserones y chalets que dominan el panorama desde el alto.  

Al pasar frente al famoso hotel Tamarises, el paseo se bifurca y seguimos por la izquierda, siempre pegados a la arena. Pasamos por delante del hotel Igeretxe, un establecimiento con aire de balneario y una ubicación especialmente privilegiada, sobre el que parece que hubiera caído una maldición: tras largos años de abandono y deterioro, funcionó más o menos normalmente durante un tiempo, para terminar de nuevo en una situación de cierre. Proseguimos por una zona ajardinada, el conocido bar La Terraza (donde se pretendía construir otro gran complejo de servicios, o sea, más hormigón) y un agradable chiringuito.

Ereaga y Puerto Viejo
Vamos terminando el recorrido playero en zona ya libre de construcciones, con el nuevo ascensor panorámico al otro lado de la carretera. Toda la ladera que vamos dejando por la derecha era antiguamente una concurrida zona de picnic, en cuyo cuidado los bañistas o excursionistas no se andaban con muchos miramientos. En marea baja podemos observar un nuevo ejemplo de flysch, semejante aunque de mayor tamaño al que antes vimos en Arriluze, flanqueando ya el acceso al Puerto Viejo. 

Este tramo, recientemente ampliado, discurre con la zona verde de Urkijobaso en la ladera de la derecha, y vistas al pequeño y entrañable puerto, donde ya sólo quedan unas pocas txalupas, que descansan en su rampa o junto a la carretera. Merece la pena detenerse un rato en este lugar, sobre cuyas peculiaridades nos ilustra muy bien el blog desdegetxo.blogspot.com arriba indicado. Podemos dirigirnos hasta el final del paseo, donde se pueden admirar los acantilados de arenisca sobre las rocas, o dar una vuelta por el encantador barrio pesquero, con sus callejuelas empedradas, sus pequeñas casas con detalles de color… o sus muy agradables bares, siempre bien surtidos de pintxos. Desde aquí las vistas sobre el Abra hacia cualquiera de sus orillas o sobre mar abierto, son inolvidables. La mejor hora: a la caída de la tarde.

VARIANTE: Si el paseo se nos ha hecho largo, podemos darlo por concluido en este punto. Cruzando hacia arriba el Puerto Viejo, salimos enseguida a la plaza de San Nicolás y en unos minutos llegamos a la estación de metro de Algorta.

Arrigunaga y fin de trayecto

Mirador de Usategi
Desde el Puerto Viejo, partiendo de un parquecillo elevado sobre la carretera, y siguiendo por el exterior de los edificios, encontramos un camino por lo alto de la ladera por el que abandonamos el barrio. A nuestra derecha podemos observar las oquedades de formas singulares que provoca la erosión sobre la roca. Este bonito paseo, poco frecuentado y peor conservado, nos lleva, bajo la terraza de una cafetería, al parque de Usategi, un pequeño recinto que, con su empedrado y sus muros, evoca la fortificación que tiempo atrás debió existir en este lugar, según las crónicas. Aquí tenemos un pequeño mirador volado que nuevamente nos ofrece soberbias vistas sobre la bahía.

Salimos del parque, siempre bordeando el mar, por otro tramo de paseo que va rodeando varias casas. A nuestros pies, un par de calas de piedras y la pequeña punta denominada Kantarepe, a donde se puede acceder por un senderillo algo peligroso que desciende por el acantilado. Desde esta poco transitada zona (nada que ver con el mogollón de Las Arenas o Ereaga) tenemos de frente el dique de Punta Lucero con su pequeño parque eólico y, en días claros, la vista se extiende hacia Castro, Santoña e incluso Cabo de Ajo.

Vamos describiendo varias curvas hasta que salimos junto a un promontorio que parece se vaya desmoronando sobre el mar, formando una larga e irregular punta rocosa, llamada San Ignacio, también conocida como ‘el submarino’. Era una formación llamativa y de gran belleza, aunque ahora ha perdido buena parte de su perfil al haberse construido una escollera.

Vista sobre Arrigunaga
Estamos ya encima de la playa de Arrigunaga, un bonito arenal al abrigo de Punta Galea, más frecuentado por gente de Algorta que por turistas, y actualmente conocido por el tema del botellón. Esta playa sufrió un progresivo deterioro como consecuencia de los vertidos de escoria procedente de las siderurgias, que las mareas arrastraban hasta aquí en forma de grandes bloques solidificados. Esto, unido al depósito de materiales extraños y la pérdida de arena por efecto de las corrientes, fue dejando el arenal descarnado y polvoriento. El abandono de estas prácticas, junto con los trabajos de regeneración realizados en los últimos años (incluida la escollera que hemos comentado) han conseguido recuperar en buena medida esta playa para el disfrute de los bañistas.

Ya en la última parte de nuestro trayecto, seguimos el camino para internarnos tras unos bloques de casas que nos ocultan la vista del litoral.

VARIANTE: Aquí tenemos a nuestra derecha la calle Kaba, que podríamos tomar para, unos metros después, desembocar en la Bajada de Arrigunaga y por ella a la derecha, acceder al centro de Algorta.

Tomamos un pequeño sendero que discurre por una laderita, hasta salir al acceso a la playa, junto a unas pistas de skate. Aquí se encontraba un pequeño edificio de donde partía un cable submarino. De las dos calles que suben, tomamos la de la izquierda (c/ Altube), con una zona verde y columpios, que ya nos conduce, en una moderada aunque larga pendiente, al núcleo urbano donde, tras pasar un par de rotondas, llegaremos finalmente a la estación de Metro de Bidezabal, punto final de la excursión.